Por Guadalupe Ruiz Durazo.– Derivado de los avances tecnológicos y las investigaciones utilizando resonancias magnéticas, hoy se sabe que el cerebro de los adultos y el de los adolescentes es diferente.
Frances Jensen, neuróloga, dice que tenemos cien millones de neuronas en nuestro cerebro y cien billones de sinapsis, que es la manera como se comunican y se aprende.
Para que las diferentes áreas especializadas del cerebro hablen entre ellas, el sistema visual, con el auditivo, con el lenguaje, para transmitir el pensamiento, una idea o un movimiento, la comunicación tiene que suceder rápidamente, mediante señales eléctricas y al igual que un cable eléctrico se necesita que estén aisladas y para eso se utiliza la mielina, que es una sustancia rica en lípidos que cubre la prolongación de nuestras neuronas. Todas esas conexiones neuronales se hacen durante las primeras dos a tres décadas de vida, el cerebro tarda casi 30 años en estar terminado.
El asunto es que, así como los adolescentes aprenden muy rápido debido a que tienen muchas sinapsis, también pueden volverse adictos más rápidamente que los adultos. El alcohol, señala Jensen, tiene mayor efecto sobre el cerebro de un adolescente que sobre el de un adulto; el mismo nivel de alcohol en sangre que podría provocar que un adulto estuviera aletargado, en un adolescente podría provocar daño cerebral; indica que el alcohol trabaja sobre la sinapsis y los adolescentes tienen más. Hay estudios que demuestran que la gente que ha consumido más alcohol durante su adolescencia tiende a arriesgarse más cuando son adultos que los que no beben, lo que sugiere que su consumo produce cambios en el cerebro.
Otra cosa que afecta a los adolescentes es la privación del sueño. Hay estudios que muestran que los adolescentes son más vulnerables a la falta de sueño, pero es importante mencionar que su ritmo circadiano es diferente durante esa etapa del desarrollo.
Antes de dormir se segrega una hormona llamada melatonina que hace que el cerebro se relaje gradualmente y podamos dormir. La mayoría de los adultos comienzan a segregarla entre las 8 y 9 de la noche y para las 11 ya están adormilados. En los adolescentes tardan más, empieza a segregarse hasta las 11 de la noche, por eso se van a dormir más tarde, pero se levantan a las 6 o 7 de la mañana para ir a la escuela, lo que equivale a levantar a un adulto a las tres de la mañana. Por esta razón Jensen dice que las asignaturas más difíciles no deberían impartirse a primera hora.
Además, sigue habiendo preguntas sobre el impacto de las redes sociales en la salud emocional de los adolescentes; los videojuegos también forman parte del circuito de las adicciones. El hecho de estar solo con pantallas provoca aislamiento social, no tener que llamar a nadie, no hacer preguntas en persona a la gente, sino todo mediante mensajes, podría cambiar la forma en que nos relacionaremos en el futuro.
David Bueno señala que aprendemos de muchas maneras diferentes, por imitación, repetición, ensayo, error, etc., y que en cada caso se activan diversas redes neuronales. Todo lo que aprendemos queda almacenado, lo que implica que el aprendizaje altera físicamente el cerebro. Toda nuestra capacidad mental, surge de la actividad cerebral y de las conexiones neuronales que contenga. Finalizo con la frase de la Dra. Jensen para los adolescentes: “Cuida tu cerebro ahora y después él cuidará de ti.”