¿Es usted feliz?

Por.- Guadalupe Ruiz Durazo.- Para Aristóteles, la felicidad tiene que ver con la virtud. Vivió en el siglo IV, cercano a la familia real de Macedonia. 

Vio que los miembros más afortunados de la élite eran los más miserables, buscaban posesiones materiales y gratificación sensorial que al llegar a cierto nivel no conducen a la verdadera  felicidad.

Para él, la felicidad era un estado mental interno, que podemos conseguir al llevar una vida de virtud, conocer el bien y hacer el bien. 

Para Kant la felicidad es el fin al que todos aspiramos, pero considera que no puede definirse con precisión, pues significa cosas distintas para cada ser; si quiere riquezas, esto le producirá envidias, intrigas, ansiedades que pesarán sobre sus hombros; si desea conocimiento, el propio saber le mostrará cosas desagradables que ahora no conoce; si desea salud, quizá deba hacer muchos sacrificios para mantenerla.Dice que la felicidad no es un ideal de la razón sino de la imaginación.

Séneca advertía que “todos los hombres quieren ser felices, pero al ir a descubrir lo que hace feliz la vida, van a tientas y no es fácil conseguir la felicidad, ya que se aleja uno tanto de ella cuanto más afanosamente se le busque”. 

Schopenhauer, el pesimista, afirmaba que “’vivir feliz’ solo puede significar vivir lo menos infeliz posible o dicho más brevemente, de manera soportable”.

Savater, por su parte, dice que “en cuanto a conquistar la felicidad, la felicidad propiamente dicha… sobre eso yo no me haría demasiadas ilusiones”.

Francisco Ugarte dice que ordinariamente la dificultad procede de buscar la felicidad donde no está. Habría que distinguir entre alegría, placer y felicidad. La alegría es el gozo temporal que se experimenta en una situación particular: alcanzar un bien material, una posición en la organización, etc., se presenta como consecuencia de algún esfuerzo y lucha personal. 

El placer tiene un tono más fugaz, transitivo, huidizo; nos proporciona una ventana de aire fresco. En cambio, la felicidad está en el orden del ser y no del tener, por eso cuando se alcanza es algo más profundo y duradero, no depende de las circunstancias.

La felicidad no significa que no se tendrán emociones dolorosas como el miedo, la angustia, la tristeza, la envidia, de hecho, dice Tal Ben Shahar que solo los psicópatas y los muertos no siente dolor, así que sentir dolor es una buena señal: no eres psicópata y estás vivo.

Todos tenemos emociones dolorosas, solo que no se publican en las redes sociales, por eso en Facebook solo vemos felicidad, pero eso no es la realidad, todos sentimos tristeza, enojo, angustia, es normal, Shahar recomienda no negar esas emociones sino dejarlas fluir. 

Este profesor que daba clases de felicidad en Harvard considera que para ser feliz no es necesario esperar todo lo que creemos que nos hace falta, o que llegué aquello que deseamos, ni llegar más alto. Ser feliz es cuestión de disfrutar lo que ahora tengo, estar en calma y en plenitud con lo que poseo y aprender a tolerar el malestar. Para él, la felicidad depende en un 50% de la genética, 40% de las elecciones personales y solo 10% del entorno.

Para ser feliz también se entrena, se crean hábitos, como agradecer lo que tenemos y no solo darlo por sentado, hacer ejercicio, darse permiso para ser humano, aprender del fracaso, darle valor al descanso y cultivar relaciones sanas.

guadalupe.ruizdurazo@live.com

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