Hablemos de la Bioética

Por Ramón Pacheco Aguilar.-De alguna manera (como dice la canción de Eduardo), mi contribución de este Domingo es continuación de mi anterior, titulada “Ciencia, Política y Ética Científica (CorreoRevista. 8 de mayo, 2022). ¿Que opinar o cómo actuar cuando sobre la mesa de análisis y discusión, o en la cotidianidad tratamos temas como la clonación, los organismos transgénicos, la investigación médica en seres humanos, el hambre y la disponibilidad alimentaria o el aborto? ¿Cómo construimos nuestra opinión y actuamos en consecuencia? Sin duda, todos los temas anteriormente mencionados tienen que ver, por principio, con la biología. Son temas que implican vida y por ello lían pasado, presente y futuro. Son temas que para ser tratados requieren de principios éticos. Si la biología se ocupa de la vida, todos sabemos que solo hay algo más valioso que la vida misma, y eso es la vida digna, la vida buena. Esto último está en el terreno de la ética.
Hace tiempo leí el libro “La construcción de la Bioética”, muy recomendable, por cierto. El libro es una recopilación de artículos y opiniones de varios autores, coordinada por Ruy Pérez Tamayo, Rubén Lisker y Ricardo Tapia, y publicado por el Fondo de Cultura Económica, en su serie “Textos de Bioética”. La lectura del libro viene muy “Ad hoc”, ahora que muchas veces nos sentimos rebasados por la ciencia, pero aclaro que no por la ciencia “per se”, sino por las aplicaciones y usos humanos posibles (¿probables?) que le damos a lo que de ella deriva o al manejo de sus implicaciones.
Muy interesante y formativo es leer, en las primeras páginas del libro, la propuesta del bioquímico estadounidense Van Rensselaer Potter, quien en 1970 escribió: “La humanidad necesita urgentemente una nueva sabiduría que le proporcione el conocimiento de cómo utilizar el conocimiento”; “El conocimiento de cómo usar el conocimiento para el bien social”. A ello le llamo Potter, la “Ciencia de la Supervivencia”. Y continua: “La ciencia de la supervivencia debe cimentarse en la biología, ampliada mas allá de sus límites tradicionales para incluir los elementos más esenciales de las ciencias sociales y las humanidades”. Para Potter, la bioética es la ética basada en el conocimiento biológico y dirigida a la supervivencia.
La bioética debe ser el principio y eje rector de la investigación científica como actividad humana pues tiene que ver con la responsabilidad de la ciencia para garantizar la supervivencia de la humanidad en armonía con un ambiente óptimo el cual incluye a todo el mundo bilógico. Si por un lado los principios básicos de la ética, del bien y el mal, son eternos, y por el otro la ciencia avanza despacio, día a día, paso a paso, no se trata entonces solo de conciliar coyunturalmente a la ciencia, en este caso a la biología, con la ética, sino de fusionar urgentemente sus principios en un solo concepto indivisible y permanente, la bioética.
Y es aquí donde se inician las controversias, las diferencias y hasta los enconos entre la comunidad científica misma, entre la comunidad científica y la sociedad, pero también entre diferentes sectores de la sociedad, cuando nos enfrentamos, cada vez más a menudo, a las disyuntivas sobre las aplicaciones de ciencia. ¿Puede alguien tener la razón en todo momento? No lo creo. Lo cierto es que para una buena opinión necesitamos de un amplio conocimiento biológico, pero también, y, sobre todo, de un sincero sentir ético y un espíritu filosófico. Que así sea.
COMÉNTALO CON EL ESCRITOR: rpa54@hotmail.com

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