Por Javier Villegas Orpinela.-Empresas chinas que venden sus productos en Estados Unidos no quieren perder ese gran mercado y por ello buscan acercarse a sus principales clientes instalándose principalmente en la frontera norte de México.
Las evidencias son muchas y algunos estados norteños del País empiezan a registrar el aterrizaje de inversionistas de ese gran país asiático.
Un ejemplo de los nuevos tiempos lo da el empresario mueblero Bill Chan, quien nunca había puesto un pie en México, y mucho menos en la solitaria franja desértica del norte del País donde repentinamente decidió construir una fábrica de 300 millones de dólares.
El empresariado de China tiene una gran presión para adaptarse a una economía global que cambia rápidamente.
Hace apenas unos meses la empresa de Chan, Man Wah Furniture Manufacturing, enfrentaba graves desafíos al trasladar sofás de sus fábricas en China a clientes en los Estados Unidos. Los precios de envío se dispararon. Washington y Pekín estaban enfrascados en una feroz guerra comercial y así siguen.
Man Wah, una de las empresas de muebles más grandes de China, estaba ansiosa por fabricar sus productos en el lado norteamericano del Pacífico, porque no quieren perder el enorme mercado que es la Unión Americana.
Ese mismo objetivo explica por qué decenas de importantes empresas chinas están invirtiendo con gran ahínco en México, aprovechando un acuerdo comercial expansivo con América del Norte.
Siguiendo un camino forjado por empresas japonesas y surcoreanas, las firmas chinas están estableciendo fábricas que les permiten etiquetar sus productos como “Hecho en México”, y luego transportan sus artículos en camiones libres de impuestos a EU.
El interés de los fabricantes chinos en México es parte de una tendencia más amplia conocida como nearshoring . Las empresas internacionales están acercando la producción a los clientes para limitar su vulnerabilidad a los problemas de transporte y las tensiones geopolíticas.
La participación de las empresas chinas en este cambio, da fe de la suposición cada vez más profunda de que la brecha que divide a Estados Unidos y China será una característica duradera de la próxima fase de la globalización.
Sin embargo, también revela algo más fundamental: independientemente de las tensiones políticas, las fuerzas comerciales que unen a Estados Unidos y China son aún más poderosas.
Las empresas chinas no tienen intención de abandonar la economía estadounidense, que sigue siendo la más grande del mundo. En cambio, están estableciendo operaciones dentro del bloque comercial de América del Norte como una forma de suministrar bienes a los estadounidenses, desde productos electrónicos hasta ropa y muebles.
El Estado de Sonora quiere cosechar los nuevos tiempos de la relocalización mundial de empresas.
El Gobernador Alfonso Durazo y su gabinete de Economía trabajan en ello.
Francisco Acuña Méndez, presidente del Consejo de Desarrollo Sostenible (Codeso) es la punta de lanza en la estrategia de atracción de grandes inversiones hacia el Estado.
El Plan Sonora de Energías Sostenibles es un gran imán para los capitales externos; también la explotación del litio y los proyectos de electromovilidad en el sector automotriz.
Además, la industria de los semiconductores, le abona fuerte a los proyectos estatales de las megainversiones. Los chinos están en el radar sonorense.
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