Por Enrique Zavala Urquides.- La triste realidad de México en la política, en lo económico y social puede explicarse de forma muy fácil si entendemos que vivimos en “la cultura del yo, y no en “la cultura del nosotros”, es decir no hemos sido como sociedad lo suficientemente solidarios unos con otros excepto en contados grandes desastres, cuando en esencia el valor de la familia, la madre y la virgencita de Guadalupe son el centro del mexicano.
Sin embargo, por alguna razón esto se ha pervertido, se ha perdido en lo general y se ha acentuado en lo particular, más aún en la política, de ello deriva la gran corrupción, que es exactamente lo que debemos transformar y combatir, lo cual en esta cuaresma y próxima semana santa es un ejercicio obligado para nosotros los creyentes.
El individualismo, egoísmo e indolencia
No pretendo que esto sea un sermón, ¡dios me libre!, pero es justo y necesario reconocer que debemos enmendar el rumbo, que debemos organizarnos mejor como sociedad para acabar con los individualismos, con los egoísmos y con la indolencia, esa indolencia que hace y ha hecho tanto daño a México.
¿Dónde quedó aquel “milagro mexicano”?, aquella esencia que aprendimos en la escuela de chamacos, donde de verdad ese México era otro, donde respetábamos al Presidente de la República, al policía de la esquina y a nuestros vecinos, donde podíamos dormir (por el calor), en catres en la banqueta de al lado…, ¡hoy sería una locura, una insensatez!
La carencia de responsabilidad social
El ejemplo anterior parece simple, pero no lo es, esa grave carencia de responsabilidad social es la que nos tiene postrados como nación, como Estado, como sociedad, esa cultura individualista “del yo” que genera la corrupción, en lugar de vivir en el círculo virtuoso de la cultura “de nosotros”, en tener ese sentido de madurez, solidaridad, subsidiaridad, responsabilidad de interdependencia y decencia humana.
Eso se extrapola a los “líderes” que tenemos, a quienes ocupan puestos públicos denigrándolos, a periodistas y “pseudoperiodistas”. a empresarios, a muchos miembros de la iniciativa privada, muchos de ellos también “privados de iniciativa”, aquí no dejo sentido a nadie, por supuesto, estamos incluidos también nosotros como ciudadanos que estamos obligados a no solo quejarnos, sino a actuar con el debido civismo y valor civil.
Conclusión
El futuro de México es así, hacer un ejercicio cotidiano de responsabilidad social y evitar el individualismo, “yo yos”, egoísmos y sobre todo la desgraciada corrupción, donde muchos y muchas prefieren robar a ponerse a trabajar honestamente, es dejar de ponerse a pensar como el exgobernador de chihuahua César Duarte quien repetía con un cinismo y egoísmo sin límite, “el dueño de la tiendita soy yo” …. !y alégele al umpire!…
Los mexicanos en su gran mayoría como los sonorenses, somos un pueblo no solo bueno sino trabajador, vivimos honesta y austeramente, somos responsables padres y madres de familia que hoy sufrimos una crisis más, una que nos amenaza con arrebatarnos casi todo, la economía, la salud y hasta la vida, por ello de verdad debemos demostrar lo que en realidad somos, para transformar nuestro municipio, Estado y nación, el error de muchos es que hayamos dejado hacer y deshacer, a una bola de corruptos y corruptas… ¡Ni más ni menos!
“El hombre es un egoísmo, mitigado por la indolencia” (Fernando Pessoa)
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