Por Sergio Alonso Méndez.-La Noticia:
Una década después de convertirse en el primer presidente de origen obrero de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva reasumió el cargo con una serie de problemas urgentes a solucionar… (bbc.com).
Comentario:
A sus 77 años Lula da Silva toma de nueva cuenta las riendas de Brasil enfrentando un reto mayor que el que tuvo en 2003 cuando fue presidente por primera vez. ¿Cuáles son los problemas que tendrá que controlar?
Lula llegó con el ánimo de revertir las políticas de su antecesor Jair Bolsonaro. En cierta medida es lo que un gobierno de izquierda hace al llegar luego de uno de derecha, aunque en este caso nada tan grave como cancelar un aeropuerto a medio construir. Estamos hablando de contrarrestar políticas de privatización, permisos de armas, frenar deforestación, disminuir el número de pobres, entre otros lineamientos. Lula quedó orgulloso de cómo dejó el país en el 2013 y buscará regresar a la situación del pasado.
En general, son cuatro los grandes retos de Lula da Silva. Primero, reconciliar al país. Bolsonaro nunca reconoció su derrota en las elecciones y aunque no se opuso al cambio de gobierno, sus seguidores realizaron manifestaciones para que el ejército evitara la asunción de Lula. El propio Bolsonaro viajó a los Estados Unidos en lugar de asistir a la ceremonia de transmisión de poder. Dejó a Lula un país polarizado que será difícil de manejar. ¿Cómo tranquilizar a la derecha brasileña?
Ello conlleva al segundo reto, el manejo de la economía. Habiendo elevadas tasas de interés en el mundo, Brasil no es la excepción. Si Lula piensa emplear dinero en programas sociales, la inflación se retroalimentará y todo podría terminar en caos. Además, la bolsa brasileña reaccionó negativamente a la toma de posesión de Lula. Las empresas requieren de señales de libertad económica para crecer. Lula tendrá que hilar fino con los empresarios.
Tercero, los pobres. Lula lloró en la toma de posesión al mencionar el hambre del pueblo. Buscará elevar el gasto social y aumentar el salario mínimo. Pero, como se mencionó, esto puede resultar en contra de la economía. Gastar para reducir la pobreza puede ser contradictorio con el crecimiento económico, así que no la tendrá fácil.
Cuarto, la deforestación. En el gobierno de Bolsonaro se relajaron las medidas en contra de quienes talan árboles, o al menos, no se aplicaron con firmeza. Se pierden miles de hectáreas de jungla al año y la encargada de medio ambiente tendrá que coordinarse con la policía, o el ejército, para capturar a quienes ilegalmente lucran con los árboles o el espacio talado. El mundo le agradecerá a Lula si conserva el Amazonas.
En fin, Lula logró la presidencia, pero como la famosa rifa del tigre, tendrá que sacar adelante un país con graves problemas. Habrá que desearle lo mejor.
Sergio Alonso Méndez posee un doctorado en Negocios Internacionales por parte de la Universidad de Texas
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