Por Enrique Zavala Urquidez.- El escándalo mediático del “maiceo legislativo a diputados de Sonora, es algo que no debe quedar impune, mas aún para aquellos que “van por la libre” a ocupar nuevos “huesos públicos”, algunos de tipo político y otros como dádiva partidista.
Tanto se habla de la corrupción galopante, así como de su combate, es y deberá ser una tarea urgente, un tema pendiente para dignificar el congreso y las funciones de altos funcionarios estatales, quienes quedaron en evidencia por las grabaciones filtradas en la elección de la fiscalía de Sonora, una falta de ética brutal.
Impunidad para los legisladores
La impunidad es un cáncer que alienta la corrupción, que denigra no solo la función pública, sino que exhibe las graves conductas delictivas de ciertos legisladores, que “venden caro su amor” como aquella prostituta aventurera, literalmente, inclusive en temas tan delicados donde se trafica con la impartición de justicia en el Estado de Sonora.
Lo más grave es que ante tanto descaro y desplantes, ante tanto cinismo e hipocresía no haya consecuencias, castigos ejemplares para los involucrados, al parecer quedará como una “travesura legislativa”, como un lucroso, grosero e ilegal negocio que les será perdonado por sus distintas bancadas, son en verdad y literalmente unos “animales políticos”, indignos de representarnos en el congreso.
Impunidad para autoridades estatales
Lo mismo sucede con los y las funcionarias estatales involucradas, “que no dicen ni pio”, prefieren guardar silencio ante el peso de la opinión pública, ante la gravedad de los hechos que además fueron grabados y confesados por ellos mismos. Es todo un “teatro político”, que tendremos que pagar y tolerar los sonorenses. Por ello debo preguntarme, ¿tendremos el gobierno que nos merecemos?
Es un tema de corrupción con carácter nacional, una vergüenza para todos los sonorense, es reconocer que tenemos gobernantes que solo buscan sus propios intereses, un inmoral ejercicio de la función pública, aquí no se salva nadie, “el poder los hace iguales” y aunque escondan la cabeza como los avestruces, en algún agujero, estarán expuestos irremediablemente, porque igual dejan al aire, de forma grotesca su parte posterior.
Conclusión
Este tipo de escándalos son una vergüenza publica, una forma de corrupción intolerable, mas aun por la consecuente impunidad, en este tipo de actos muchas autoridades normativas, administrativas e incluso penales debieran actuar de oficio, pero eso es casi imposible, ¡porque estos legisladores y funcionarios estatales son juez y parte!
Esta es la gravedad del actuar público en México, en Sonora, ya que hace de la impunidad un “modus vivendi”, de grillos que son remedos de políticos, una desgracia para los ciudadanos, que otra vez seremos burlados en nuestra dignidad, lamentablemente muchos serán comparsa de esa impunidad que demuestra la realidad política que vivimos, representada por este tipo de servidores públicos ¡que solo se sirven y no sirven para nada!… ¡Ni más ni menos!
“La impunidad es, desde mi punto de vista tan perversa como la injusticia; a decir verdad, son las dos caras de una misma moneda”. (Amin Maalouf).
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