Por Guadalupe Ruiz Durazo.- Extraordinario es algo “fuera del orden, o regla natural o común” (RAE). Proviene del latín “extraordinarius”, “extra” que indica “fuera de”, “ordinis” que significa orden y el prefijo “ario” con referencia a la pertenencia. La palabra designa aquello que es poco común, que sale de la regla general, que es mejor o mayor que lo ordinario.
En este orden de ideas, una persona extraordinaria es simplemente alguien distinto, diferente, fuera de lo común.
El profesor de educación física, entrenador y escritor Xesco Espar, considera que la gente extraordinaria, ha desarrollado su talento y lo ha puesto al servicio de los demás, ha trabajado duro y se ha mantenido porque ha conseguido hábitos determinados.
Según Aristóteles, hábito es una disposición a obrar de un modo determinado que se adquiere mediante la repetición de actos. Así, si una persona repite el acto de estudiar, adquiere el hábito del estudio; se hace arquitecto, construyendo; músico, componiendo música; sabio, cultivando la sabiduría; justo, practicando la justicia; valiente, ejercitando el valor.
La comunidad científica sugiere que tomamos alrededor de 35,000 decisiones al día y siempre que sea posible el cerebro se pondrá en marcha con un equipo automático de toma de decisiones. La mayoría de las decisiones el cerebro las toma automáticamente.
Una persona enfocada, concentrada, puede conseguir proezas, pero ante el cansancio y la distracción, el cerebro tomará decisiones automáticamente y volverá a los hábitos, esas conductas que la persona repite con frecuencia.
¿Cómo establecer hábitos? Pequeñas decisiones hacen una gran diferencia.
Xesco Espar relata que cuando dio clases en un curso para directores de campos de golf en una universidad americana, enseñando metodología del aprendizaje y de la enseñanza, les decía a los chicos que le fascinaba su potencia y precisión al golpear la pelota de golf: “Porque yo, le doy fuerte a la bola, pero la bola se va a trescientos metros de la vuestra”.
Un chico le decía: “la diferencia no son trescientos metros, son unos milímetros. Tú miras al final y la diferencia está aquí, está en la bola; yo doy en el punto exacto y tu no le das muy lejos, tu le das a dos milímetros, pero doscientos metros después, son 300 metros de distancia”. Así que, según el entrenador, no es tan difícil cambiar y tener resultados, hay que hacer dos cosas: cambiar una pequeña cosa hoy y mantenerla “doscientos metros” o 365 días.
Querer es poder, pero hay que prepararse, no basta solo con “querer”. Continuamente se debe mejorar la preparación, los conocimientos, la forma de reaccionar ante los retos que presenta la vida. Lo que has hecho para llegar aquí no va a llevarte más lejos, ya te trajo hasta aquí y seguramente aporta en el presente, pero el futuro depara retos diferentes.
Hay que ponerse en movimiento. “Un buen mapa no ha llevado a nadie a ningún lado, hay que ponerse en camino”. Ninguna planeación consigue un buen resultado, se debe implementar lo planeado. Los escritores cuentan que cuando se ponen a escribir, la historia empieza a aparecer, hay que poner manos a la obra.
Además, es importante ser buena persona, y ser buena persona no es ceder en todo; es tener valor de defender la verdad desde tu perspectiva, tus valores, tus virtudes, es ser fiel a uno mismo.
Se es extraordinario en el día a día en pequeñas cosas.
Por ejemplo, para mí ser extraordinario es llegar a casa cansado, con ganas de dormir y en lugar de eso, vas con tus hijos, les lees una historia, dan gracias por el día, pero no te vas a dormir sin verlos. Años después ellos recordarán que les leías antes de dormir, recordarán que ahí estabas, sabrán que ahí estas. No es tan fácil pero tampoco es tan difícil. Es dar el extra, es tomar pequeñas decisiones diariamente, que a la larga, harán una gran diferencia.