Por Joel Espejel Blanco.- La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) presentó el estudio “Apoyando la salud mental de los jóvenes a través de la crisis Covid-19”, que destaca que los síntomas de ansiedad y depresión ha aumentado drásticamente entre los jóvenes y sigue siendo superior a los niveles anteriores a la crisis incluso con la reapertura parcial de las economías.
El análisis internacional pone de manifiesto que el empeoramiento de la salud mental de los jóvenes puede atribuirse a: 1) Las interrupciones del acceso a los servicios de salud mental; 2) Los efectos de gran alcance del cierre de escuelas; y 3) Una crisis del mercado laboral que afecta de manera desproporcionada a la juventud.
La pandemia por Covid-19 se ha convertido en una crisis de salud mental para los jóvenes, los hallazgos clave del reporte de la OCDE son: 1) La salud mental de los jóvenes de 15 a 24 años ha empeorado significativamente entre 2020-2021.
2) Los impactos generales de la pandemia no han afectado a todas las personas en el mismo grado, los jóvenes tenían entre un 30% y un 80% más de probabilidades de informar síntomas de depresión o ansiedad que los adultos.
3) El apoyo a la salud mental para los jóvenes, especialmente en las escuelas, universidades y lugares de trabajo, se ha visto gravemente interrumpido; 4) Los cierres de instituciones educativas en todos los niveles han contribuido al debilitamiento de los factores protectores, incluida la rutina diaria y las interacciones sociales que ayudan a mantener una buena salud mental.
5) Los mercados laborales están afectando de manera desproporcionada a los jóvenes, reduciendo las oportunidades de trabajo a tiempo parcial y la interrupción del aprendizaje basado en educación dual, dejando a los recién y futuros graduados una ardua tarea para encontrar y mantener un empleo.
La recomendación de la OCDE es aplicar una política pública integrada que incluya: 1) El apoyo adicional a la salud mental debe ser una prioridad para los jóvenes, a través de la difusión de información, los servicios telefónicos o en línea y un acceso más fácil a los servicios en persona.
2) Evitar interrupciones en el aprendizaje que tengan un impacto a largo plazo en los mercados laborales y el bienestar general de los jóvenes; y 3) El desempleo es un factor de riesgo importante para la mala salud mental: ayudar a los jóvenes a encontrar, mantener y permanecer en el trabajo debe ser una prioridad de política económica, social y de salud pública.
En conclusión, México registró un aumento de los niveles de depresión (3 al 27.6%) y de ansiedad (15 al 50%) como porcentaje de la población total entre 2020-2021, por ello hay que aplicar: 1) Políticas integrales en materia laboral, educativa y de salud; y 2) Políticas de empleo, lugar de trabajo y protección social para amortiguar el impacto del desempleo y la salud mental.
Profesor universitario y Presidente del Colegio de Economistas de Sonora, A.C.