Hoy día, aquí en México y en Sonora, decirse de izquierda es una moda y no una convicción humana o un compromiso social resultado de una sensibilidad innata o de una formación y preparación política en escuela de cuadros y en múltiples lecturas.
Un izquierdista se forja en el estudio y en el debate, en las calles y sus marchas, en los polvosos ejidos, volanteando en los camiones urbanos y en las esquinas, en las colonias muy populares, en las protestas y luchas sindicales y estudiantiles y en la defensa de los derechos humanos.
Pero la izquierda solo es objetiva y concreta cuando se gana el poder, cuando se tiene el poder, antes de ello solo es una expresión teórica.
Ser de izquierda no es resultado de una generación espontánea que desarrolla actuares entrópicos, desordenados y contradictorios como lo vemos en las mesnadas morenistas. Patéticos.
Morena es una creación trasnochada y calenturienta de su creador que abrevó por muchos años en el PRI, colectando con esmero sus muy malas mañas, todas, y engatusando a militantes sin rumbo llevándoselos primero al PRD, el partido de los indecisos, y finalmente a su movimiento receptáculo de todo tipo de traumas y traiciones ideológicas.
No sé si López se dice de izquierda tomando el término como sustantivo o como adjetivo calificativo. Cualquiera que sea su gusto, está equivocado y todavía más, miente, No es más que un añejo priista de cepa que maneja a la perfección la retórica, el malabarismo y el ilusionismo. Así, con ilusiones, engañó a muchos y llegó al poder con la anuencia de una anodina oposición.
Ahora esta a punto de concluir su periodo presidencial, pero eso no quiere decir que se va, porque no lo hará. Amarró su continuidad con el control del Poder Legislativo, con la eliminación de los contrapesos, con la venganza contra el Poder Judicial, heredándole a su hijo el control formal de su movimiento y con lo que parece ser el actuar incondicional, ciego, obtuso, de quien lo sucederá en unos días. Ojalá y me equivoque en esto último pero los mensajes lanzados recientemente indican todo lo contrario. ¿Estaremos en la antesala de un nuevo maximato?
Semanas atrás, aún tenía expectativas respecto a la Sra. Presidenta (electa). Hoy se han sublimado casi por completo. López le ha robado el brillo convirtiéndola en una sumisa repetidora de sus absurdos mal intencionados. Mal augurio nos depara, pues el control de ambas Cámaras será el detente en caso de cualquier indisciplina que no siga el formato establecido entre ambos. Monreal y G. Noroña serán los encargados de marcarle la nota y el ritmo si detectan movimientos centrífugos de origen presidencial.
Hoy mas que nunca tendremos que ser estoicos. El supuesto izquierdismo de los morenos no es mas que un desventurado populismo que huele a dictadura fascista. La omnipresente militarización de nuestras calles, con todo lo que ello implica, así lo indica.
Y mientras tanto, la oposición formal representada por inocuos partidos estará imposibilitada de hacer algo más allá de sus discursos incendiaros criticando todo lo que alguna vez hicieron o al menos promovieron. Preguntémonos, ¿qué sigue? Todo menos bajar la guardia. Un liderazgo disruptivo nos está haciendo falta..
(rpacheco@ciad.mx / @rpacheco54)