Por Ramón Pacheco Aguilar.-Increíble, por decir lo menos, que el gobernador se haya atrevido a proponer una nueva ley para la Universidad de Sonora, sin conocer su historia, sin nunca haber estado en ella, mostrando un total desprecio a su impacto en el devenir sonorense desde su creación. Pero, tal vez la idea original no es de su autoría sino de una segunda oficina de palacio dictada desde el Zócalo, lo que sería aún peor, pues en ella despacha gente que presume conocer esa historia y provenir, incluso, de nuestra Alma Mater.
El señor Gobernador y los falsos revisionistas de su gobierno y asesores, algunos de ellos egresados de la Unison, finalmente se salieron con la suya. ¿Pero por qué actuar de esta manera contra el evidente progreso de la universidad bajo la Ley 4? ¿No conocen esa parte de su historia? ¿Cuál es su verdadera intensión? Me atrevería a hacer una analogía entre los intentos de López contra el INE y sus envestidas contra las universidades públicas. ¿Acaso es una continuación de su actuar destructivo contra todo lo que funciona por el solo hecho de que las “instituciones blanco” son opositoras o potenciales opositoras de su sinrazón? Debemos comenzar a atar cabos y prepararnos para lo que viene.
¿Y que decir del Congreso del Estado, con sus claras excepciones por supuesto, bastión servil a la primera (y segunda) oficina de palacio? Me atrevo a decir, con lo que ello significa, que aprobaron una ley sin conocerla, sin incluso leerla, que hasta seguramente se les cayó de las rodillas y se les traspapelo por lo que no supieron que hacer con ella. Bonito asunto.
Sepamos que se trastocó a la universidad en lo que más le duele, en su prestigio académico y su responsabilidad social expuestos de forma nítida en su Misión y Visón institucional, Pronto, estoy casi cierto, los émulos del medioevo intentarán cambiar hasta el lema universitario y su himno que tanto nos enorgullecen.
Ingenuamente, llegue a pensar que una vez que la ley fuere revisada perentoriamente por las Comisiones del Congreso, donde se tuvo a bien eliminar algunas cláusulas (como el Consejo de Gobierno), se tornaría al pleno y que éste, en un ejercicio responsable, inteligente y autónomo, la sometería a su auscultación en verdadero detalle por la Comunidad Universitaria toda, pues es una mentira cabal que esto se haya hecho. Me equivoque, y ahora mis reducidas expectativas sobre la seriedad, profesionalismo, integridad, responsabilidad y autonomía del Congreso se ha sublimado sin posibilidad alguna de futura condensación alguna (abusando de términos fisicoquímicos).
¿Que han hecho con nuestra Universidad de Sonora, su presente y su promisorio futuro? Ellos, Gobierno, Congreso y morenos, verdugos de ese futuro, han dado los primeros pasos para convertirla en una arena política en aras de una supuesta democracia universitaria, trasnochado concepto doctrinario. Ahora, nuestra universidad será un activo escenario de grupos y grupúsculos con agenda política al interior del “basto” Consejo Universitario. Entonces, las discusiones bizantinas desplazaran a la planeación de la excelencia académica lograda hasta hoy a lo largo de 31 años. Si la Ley 4 tuvo en su momento una justificación y un modelo académico exitoso que se alcanzó, la nueva ley carece de ambos. Una verdadera pena. Ahora Unison, tu suerte ha sido echada.