El lado bueno de

Crisis o Apocalipsis

"Todavía es difícil medir los alcances de las manifestaciones organizadas por los jóvenes mexicanos de la GZ con el fin de ventilar su inconformidad con la situación actual en temas torales."

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Los mayores entre los jóvenes de la Generación Z (GZ) bordan hoy en día los 28 años, los menores tienen apenas 12; sus características son distintas a las de generaciones anteriores y a las de otras latitudes del planeta; se estima que el 40% de la población joven de nuestro país está en el rango cronológico de la GZ. Se sabe que la división en generaciones es un tanto arbitraria, aunque sí resulta útil para fines estadísticos y descriptivos. También se sabe que cada generación fue y es modelada por su momento histórico, por su entorno y en lo individual, por el papel formativo de la familia.

Todavía es difícil medir los alcances de las manifestaciones organizadas por los jóvenes mexicanos de la GZ con el fin de ventilar su inconformidad con la situación actual en temas torales como: justicia, economía, salud, seguridad, educación, todo ello en medio de un ambiente político altamente polarizado. Dicen los que saben que tal estado de cosas puede ser una crisis más o puede derivar en el apocalipsis.

Para quienes se adhieren a una de las dos posiciones extremistas, el resbalón es inevitable a menos que estén alertas y conscientes de que la sofisticada propaganda con multimillonarios presupuestos obnubila a los desprevenidos. Así pues, para los generadores de opinión, editorialistas y creadores de contenido (“los comentócratas”) que optan por el lado bueno, el sendero está marcado:

·       Integridad ética y honestidad intelectual

·       Rigor racional

·       Compromiso con la libertad de expresión

·       Profesionalismo

La historia de los grandes momentos políticos y sociales que resultaron “apocalípticos”, registra dos hechos ignorados desde la soberbia del poder: que los errores tienen consecuencias y que las inconformidades son acumulativas y tienen fecha de caducidad.

A través de las redes se viralizó la indignación de la Generación Z de Nepal, lo cual desencadenó un movimiento social de gran calado, entre otros motivos (con las reservas del caso, por contradicciones de las fuentes), por la corrupción y nepotismo en las altas esferas de gobierno, por un estilo de vida obsceno de los llamados “nepo kids”, indignamente representados por los hijos de los políticos en el poder; también por el desempleo juvenil superior a 20%, por la consecuente falta de oportunidades económicas y por una desigualdad social: el 10% más rico gana más del triple que el 40% más pobre.

Sin embargo, lo que desató la protesta fue el bloqueo de redes sociales que ordenó el gobierno del primer ministro K.P. Sharma Oli, prohibiendo el acceso a 26 plataformas (Facebook, Instagram, WhatsApp, YouTube, X, entre otras), alegando que no cumplían con requisitos de registro y que difundían noticias falsas y discursos de odio. ¡Craso error!

La reacción no se hizo esperar: Miles de jóvenes se organizaron a  través de las redes para evadir la censura y convocar protestas masivas en Katmandú y otras ciudades; las manifestaciones se tornaron violentas; se incendió el Parlamento, hubo ataques a edificios gubernamentales y enfrentamientos con la policía; el saldo trágico fue entre 19 y 31 muertos y cientos de heridos.

Las consecuencias políticas fueron mayúsculas: la renuncia del ministro Oli y otros ministros el pasado 9 de septiembre, toque de queda y un gobierno de transición para buscar restaurar el orden.

La Generación Z de jóvenes mexicanos ¿es realmente sensibles a las variables socio políticas y económicas actuales? Con las diferencias propias de la diversidad social, en general la GZ ha sido modelada de acuerdo con las características muy particulares de nuestro país; ciertamente nada que ver con Nepal, como no sea el sentido de inconformidad.

En México se pueden medir aun sus alcances; la oscuridad que permite que germinen crisis o apocalipsis tiene que ver con diversos factores y errores desde los distintos enclaves de poder: la polarización política, ideológica y social, la codicia, resentimiento y muchas cosas más. Hagamos votos por que cualquiera de las dos, crisis o apocalipsis, se enfrente con la antifragilidad que nuestro país necesita para salir adelante y ascender al estrato superior de auténtico bienestar social al que aspiramos.

Queda tela de donde cortar…

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Hector Vazquez

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