Ciencia y sociedad
DEBIÉRAMOS ESPERAR MÁS DEL DOCTOR EN PALACIO.
"“Seguiremos desperdiciando el valor implícito de la plataforma de fomento, el capital humano y la infraestructura física de la ciencia sonorense”."

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Dentro de las múltiples interrogantes que irrumpen relacionadas con el devenir de nuestro estado de Sonora derivado del actual gobierno estatal, no pueden faltar aquellas que comprenden e implican a la ciencia. Llegamos a creer que por el grado académico que se ostenta, el gobierno estatal nos brindaría un sinnúmero de sorpresas más allá del otorgamiento de cientos de becas en un programa sin métrica de valor y éxito, por lo que solo confirmamos certezas varias en el ámbito que nos ocupa y preocupa. Entonces, ¿qué escenario le espera a la ciencia sonorense? Y aquí no me refiero solo en términos de financiamiento, siempre tan necesario e imperioso, sino a la integración (tardía) de la ciencia sonorense a los planes y programas de gobierno como motor para el logro de un mayor y mejor desarrollo económico y bienestar social. Hablando de esta integración, hemos carecido de una idónea puntería para dar de lleno en el clavo, como coloquialmente se dice. O sea, no se sabe qué hacer.
Puntualicemos, la responsabilidad de esta integración es del gobierno del estado; sin embargo, no es justo que se la carguemos solo a él. También son responsables la academia misma y el sector empresarial, siempre y cuando el líder e impulsor de un proyecto pro-ciencia sea el gobierno como parte de una política pública. El “click” para ello sigue perdido independientemente de los esfuerzos, ciertos o imaginarios, que dicen hacer los tres actores anteriormente mencionados. Si esto persiste durante el resto del actual gobierno, seguiremos desperdiciando el valor implícito de la plataforma de fomento, el capital humano y la infraestructura física de la ciencia sonorense.
Insisto, sería muy saludable empezar haciendo un balance crítico, tal vez muy crítico, de los beneficios que le representan al estado el tener: a) La Ley de Fomento a la Innovación, la Ciencia y la Tecnología, b) La Comisión de Ciencia y Tecnología en el Congreso del Estado, y c) El Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología, inadecuadamente sectorizado en la Secretaría de Economía.
La investigación científica es la fuente del nuevo conocimiento, mientras que el nuevo conocimiento es el generador del desarrollo tecnológico. La ciencia por definición es innovadora, mientras que el desarrollo tecnológico lo debe ser por obligación. Sonora necesita innovar en todos los aspectos de su vida cotidiana, pero esta pretendida innovación obligadamente debe manifestarse en una mejora tangible, cualquiera que esta sea; de lo contrario, continuaremos siendo solo usuarios de una elegante y lujosa retórica sin sentido e inútil. En estos días todo mundo habla de innovación, pero con muy poca concreción al respecto.
¿Utilizando la ciencia y la investigación científica como soporte que podemos hacer en este periplo sexenal en pro del desarrollo estatal? Propongo, al menos: a) Promover la innovación tecnológica como mecanismo fundamental para el desarrollo productivo y social. b) Generar una cultura de sistematización y documentación de la innovación tecnológica estatal exitosa derivada de conocimiento y uso científico de última generación y c) Desarrollar una política integradora, propositiva y proactiva, para la consecución de apoyos nacionales e internacionales para el financiamiento y la cooperación en innovación y desarrollo. ¿Qué requerimos para empezar? Solo lo más fácil: Voluntad.
Solo deseo que lo que le queda a este gobierno este colmado de entendimiento, inclusión, éxitos y satisfacciones que deriven de un trabajo bien hecho y consecuente con las necesidades apremiantes que nos aquejan como ciudadanos. Que en nuestro Sonora se establezca una cultura científica entre sus ciudadanos, perfilando el sendero hacia una sociedad y una economía basada en el conocimiento, y que finalmente concretemos (o al menos empecemos a pensar en) la Casa de la Ciencia del Estado de Sonora. ¿Qué más podemos desear con un doctorado en palacio? Hummm.

Sigue a Ramón Pacheco Aguilar