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El día después
"El lunes 2 de junio amaneceremos en un nuevo México. Todo parecerá igual, pero...."

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El lunes pasado un amigo me hizo la siguiente pregunta: ¿con qué México nos encontraremos el lunes dos de junio? es decir, un día después de la elección de todos los ministros de la Suprema Corte y de la mitad de los magistrados y jueces. La pregunta no es trivial, al contrario, es de la mayor trascendencia para el futuro del país.
El lunes 2 de junio amaneceremos en un nuevo México. Todo parecerá igual, pero será el primer día de una nueva etapa en el desarrollo político del país. Aparentemente quienes acudan a las urnas un día anterior habrán elegido un nuevo Poder Judicial, pero en realidad habrán anotado los números que les pasaron en unas boletas simuladas y no sabrán los nombres de las personas que supuestamente eligieron.
Será un nuevo país donde la división de poderes habrá dejado de existir y el Poder Judicial habrá sido capturado por el Ejecutivo. Hoy es Morena la que domina, pero más adelante serán otros y ya no habrá tiempo de arrepentirse.
Hoy la Presidenta Sheinbaum no lo sabe, pero al avalar este proceso de reforma judicial y llevarlo a una senda sin retorno, habrá pasado a la historia como la presidenta que restauró el viejo régimen autoritario que Vargas Llosa llamó la dictadura perfecta y sepultó un elemento fundamental del sistema democrático: la independencia del Poder Judicial.
Antes de la reforma de Zedillo de 1994 el Presidente de la República nombraba directamente a los ministros de la SCJN, luego con la reforma esa facultad pasó al senado quien los nombraba por mayoría calificada de las dos terceras partes, de una terna propuesta por el presidente de la república.
Hoy supuestamente se eligen, pero de unas listas de candidatos que han sido previamente seleccionados por el poder y a través de una elección abiertamente manipulada.
¿Quién se atrevería hoy a negar los acordeones que circularon por las redes sociales para manipular el voto? Honestamente nadie, porque hasta el gobierno sabe que eso sucedió. ¿Es esta la mejor manera de seleccionar a quienes aplican la ley y administran la justicia? No, porque se ha politizado la justicia y ahora los ministros, magistrados y jueces son “representantes populares” y no profesionales independientes en la aplicación de la ley.
El día después de la elección el debate se centrará en el porcentaje de ciudadanos que acudieron a las urnas a votar y si esa proporción es suficiente para legitimar la elección.
Seguramente los reporteros y comunicadores documentarán los mecanismos específicos de la manipulación de la elección y el acarreo de votantes por los organismos corporativizados por el gobierno y por los gobernadores en su papel de operadores electorales.
Por otro lado, el discurso gubernamental se orientará a la legitimación de la elección y su narrativa será que se ha dado un paso más en la consolidación de la democracia. ¿Qué más democracia quieren repetirá la presidenta si ahora hasta el Poder Judicial es electo por el pueblo?
Juristas de prestigio como Diego Valadés han calificado esta elección como claramente fraudulenta e ilegal. No es legal que se manipule el voto como se está haciendo en esta elección, que se les den a los electores copias de boletas ya marcadas con los números de los candidatos deseados por el poder y hasta con los colores de las papeletas oficiales. No es legal que se hayan usado recursos públicos para inducir y manipular el voto.
De acuerdo con lo expresado por los juristas, habría elementos para demandar y solicitar la anulación de la elección, pero con un tribunal electoral capturado por el gobierno calificará la elección como legal y la de por válida sin importar el número de ciudadanos que hayan acudido a las urnas ni las trampas que se hicieron.
Pero la gran pregunta sigue siendo ¿qué va a pasar con el país una vez que los ministros, magistrados y jueces electos tomen posición en septiembre? ¿qué va a pasar con la confianza de los inversionistas para invertir en el país con unos jueces claramente politizados y de dudosa preparación? ¿qué va a pasar en los juzgados con los enormes rezados de juicios en proceso que de por si se tienen cuando lleguen las personas elegidas a las que no se les exigió una rigurosa preparación y experiencia sino solo que tengan cinco años de haber egresado, ocho de promedio y cinco cartas de recomendación?
Hay analistas y juristas como el ya citado Diego Valadés que en una excelente entrevista concedida a Carmen Aristegui el martes 27 de mayo adelantó que esta elección será un fracaso y más temprano que tarde se tendrá que hacer una verdadera reforma del sistema judicial que arregle lo que de por si está mal y que empeorará con la elección.
Esperemos que estos juristas tengan razón y en algún momento se recupere el sentido común y se convoque a las fuerzas políticas y expertos a elaborar conjuntamente una propuesta de reforma que resuelva realmente los problemas de la justicia y de aplicación del Estado de derecho en el país, pero desafortunadamente eso no sucederá.
Diego Valadés afirma que es probable que nos acerquemos a una situación de anarquía y caos en la administración del sistema de justicia que puede obligar al gobierno a corregir el rumbo. Veremos que sucede en los próximos meses, pero de que el día después de las elecciones entraremos a un nuevo México no tengo dudas.

Sigue a Manuel Valenzuela Valenzuela