Ciencia y sociedad

El laberinto

"El Laberinto, como amigablemente se le llama, es un espacio interactivo destinado para el disfrute de niños, jóvenes y adultos"

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Hace años cuando por cuestiones de trabajo tuve que recorrer algunos Centros Públicos de Investigación del otrora Conacyt, conocí el Museo Interactivo Laberinto de las Ciencias y de las Artes en San Luis Potosí (SLP). El Laberinto, como amigablemente se le llama, es un espacio interactivo destinado para el disfrute de niños, jóvenes y adultos, quienes aprenden, de manera divertida, los avances de la ciencia, el arte y la tecnología. 

El museo esta edificado en el Parque Tangamanga y fue inaugurado en el 2008. El gobierno de SLP invirtió 300 millones de pesos para los trabajos que se realizaron sobre una superficie de 9 mil metros cuadrados que comprense ese complejo cultural.

Sus instalaciones se extienden alrededor de un gran patio central de laberintos, El recorrido del visitante se hace a través de pórticos que rodean ese patio, generando un paseo variado que da acceso a los diferentes pabellones en los que se ubican monumentales esculturas que ilustran el diálogo entre la ciencia, el arte y la tecnología. Asimismo, cuenta con una emblemática torre-observatorio para admirar las estrellas y conocer los astros. Cuenta con sala de cine, talleres, teatro al aire libre y salas de exhibiciones temporales.

El Laberinto es un gran proyecto dedicado a la divulgación de la ciencia, la tecnología y las artes. Los niños aprenden jugando a través de las 160 exhibiciones, repartidas en cinco salas temáticas: “Desde el espacio”, donde se vive un asombroso acercamiento al microcosmos y al desarrollo de la ciencia y la tecnología a través de la exploración del universo;  “Entre redes y conexiones”, un lugar que muestra el mundo natural, la sociedad, el conocimiento científico y el desarrollo tecnológico; “Hacia lo imperceptible”, que ofrece la fascinante experiencia de descubrir el mundo invisible que nos rodea; “Tras los colores”, donde a través del juego se contribuye a estimular el desarrollo integral del niño, su creatividad, imaginación y curiosidad; y “En la naturaleza”, un espacio maravilloso que invita a conocer y valorar nuestro entorno y a descubrir la biodiversidad.

En aquel entonces, tuve la oportunidad de recorrer con deleite y admiración cada una de las salas del Laberinto. Mi impresión fue mayúscula, como mayúsculo es mi reconocimiento al gobierno de ese Estado por promover de esa forma el gusto e interés por la ciencia y la cultura. Nuevamente mis felicitaciones al pueblo potosino por contar con estas instalaciones de primer mundo, únicas en nuestro país. Eso si les digo, ir a la ciudad de SLP y no visitar el Laberinto, es como no haber ido (¿Dónde habré escuchado algo similar?).

Me pregunto, ¿por qué no tenemos un “Laberinto” en Hermosillo? ¿Qué no tendremos una hectárea para dedicársela? ¿Qué no se podrá gestionar por gobierno y empresarios el financiamiento necesario para construirlo? ¿Qué nos está haciendo falta? ¿Quién toma el compromiso y el liderazgo de y para ello? Si aspiramos a ser una sociedad basada en el conocimiento, lo primero que tenemos que hacer es ciudadanizar la ciencia. 

Un “Laberinto” en Hermosillo, sería una excelente forma de empezar. ¿Será? ¿Lo tendremos algún día? ¿Qué opinan nuestros gobernantes? Deja mucho que desear la actitud de desinterés a un proyecto como este de parte de nuestros gobernantes, ambos, estatal y municipal, los presentes y los pretéritos. ¿Serán anticiencia? Si no lo son, parecen. Tendremos que seguir lamentándonos. 


(rpacheco@ciad.mx /                         @rpacheco54)

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Ramón Pacheco

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