La relocalización de empresas podrá potencializarse desde ya en México si se opta más por el ‘Plan B’ que por el ‘Plan A’.

El ‘Plan B’ es enfocarse en atraer nuevos negocios de las industrias ya establecidas en el País en lugar de buscar la llegada de nuevas empresas que posiblemente no encuentren proveeduría en la región. El ‘Plan A’ es precisamente apostarle a empezar desde cero.

Luego entonces, si el objetivo es atraer toda la producción que se pueda desde diferentes partes del mundo, la realidad es que lo primero por hacer es potenciar la producción ya establecida en el País.

Es más fácil traer una línea y ampliar una planta, que traer una planta y procesos no conocidos en México.

Además, una de las dificultades que enfrenta la relocalización de la cadena productiva es contar con la proveeduría necesaria, en especial en lo que corresponde a componentes especializados como semiconductores, microchips, motherboards y tecnología en general que sigue dependiendo de Asia.

Mucha de la propiedad intelectual, que las grandes manufactureras tanto americanas como europeas tenían, se las pasaron a sus proveedores chinos o asiáticos y es muy difícil que las recuperen.

En el caso de la producción de juguetes, México cuenta con una alta capacidad en máquinas de inyección y fabricación de ensambles, pero a la hora de aplicar tecnología que va desde componentes de sonido, luz, entre otros, la proveeduría es exclusiva de Asia.

Bajo ese escenario, para las empresas resulta más conveniente trasladar también a sus proveedores asiáticos y relocalizar sólo una línea de producción en Norteamérica, con el fin de reducir su dependencia de China.

La relocalización de empresas no significa que se está sustituyendo por completo la proveeduría y manufactura china, sino que la cadena se está partiendo en varias partes para atender cada región.

De acuerdo con los resultados del Reshoring Index 2024, elaborador por Kearney, la mayor parte de las empresas consultadas consideran como primera opción reubicar su cadena de proveeduría en EU, sin embargo, al representar mayores costos o no contar con la disponibilidad de insumos, toman como alternativas a Canadá y México. Una mayor ventaja competitiva de México podrá alcanzarse si el próximo Gobierno concreta un plan maestro portuario de largo plazo, así como mayor seguridad en carreteras y eficiencia en aduanas.

Si queremos tomar ventaja del nearshoring debemos tener la estructura necesaria para dar respuesta a la demanda de empresas extranjeras, y eso puede presentar un reto para la siguiente Administración.

Cada puerto del País tiene diferentes problemáticas, por ejemplo, el puerto de Manzanillo sufre una saturación y de espacios limitados para la recepción y entrega de la carga.

Mientras que el puerto de Veracruz tiene problemas con la aduana en función de la revisión y del equipamiento en contenedores.

En Sonora, Guaymas puede irrumpir favorablemente y empezar a darle ‘personalidad’ al comercio marítimo mexicano. Aquí el reto es enorme, pero no imposible, según el Gobernador Alfonso Durazo.

Adicionalmente al tema marítimo, el País requiere de una política industrial para impulsar la relocalización y acelerar las oportunidades. 

Por lo pronto, el ‘Plan B’ suena mejor que el ‘Plan A’, si tenemos prisa.

jvillegas@correorevista.com                          Twitter: @JvillegasJavier