Ciencia y sociedad

El tráfico vehicular en Hermosillo

"Caótico, insoportable, enmarañado, insufrible, complicado, difícil, absurdo, penitencial, fastidioso, intolerable, insoportable, ilógico, entrópico, desquiciado, enloquecido, inimaginable, frenético, delirante, furioso y desproporcionado."

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Disculpándome por lo coloquial del término, les pregunto, ¿qué adjetivo les gustaría colgarle al sustantivo “tráfico”? Me atrevo a proponer algunos que aplican en mayor o menor grado; sin embargo, todos carecen de falsedad. A saber: caótico, insoportable, enmarañado, insufrible, complicado, difícil, absurdo, penitencial, fastidioso, intolerable, insoportable, ilógico, entrópico, desquiciado, enloquecido, inimaginable, frenético, delirante, furioso y desproporcionado. 20 adjetivos calificativos que bien podían ser el prólogo de una novela de terror desarrollada en un confuso y aterrador escenario hermosillense.

Todos, o casi todos, ya seamos automovilistas, choferes, peatones, ciclistas, motociclistas, taxis y ubers, nos quejamos de esta mayúscula penitencia sin saber realmente cual fue el pecado que la origino. ¿Cómo se produjo esta tragedia motorizada? ¿Se pudo hacer algo por parte de las autoridades correspondientes para paliarla? Sin limitar la libertad y necesidad de contar con un vehículo automotor propio, se debe hacer algo para arreglar este desarreglo. Vayamos encontrando y proponiendo soluciones sin importar si son parciales, pero que se note el interés ciudadano ante la incompetencia manifiesta de quienes no debieron dejar que esto ocurriera. ¿Cuántas horas de trabajo hombre/mujer se pierden en los descomunales embotellamientos, cuánto dinero deja de ganarse, cuantos accidentes ocurren, cuantas impuntualidades, cuantos enojos? La respuesta es fácil: muchos. ¿A quién le importa?

Una perentoria solución cae en el ámbito de lo imposible. Seamos modestos y vayamos entonces con “semisoluciones”, porque aquella pinta urbana de “no sabían que era imposible hasta que lo hicieron” no aplica al caso.  Empezaríamos con: 1) Un transporte urbano de primera que nos induzca y enamore como nuestro medio de transporte cotidiano: limpio, cómodo, seguro, puntual. 2) Paradas del transporte urbano, sin importar si son refrigeradas o no, que no bloqueen ni interrumpan el carril derecho de las vialidades por donde transitan. 3) Prohibir, si prohibir, las dobles filas a la hora de recoger a los niños en las escuelas. 4) Vialidades convertidas en verdaderos ejes viales con mínima o nula semaforización, como en las grandes ciudades. 5) Aplicar la ley o prohibir el tránsito de transporte de carga pesada como tractocamiones de uno y hasta dos semiremolques durante el día. 6) Estacionamientos públicos elevados que permitan aumentar el número de carriles transitables en las vialidades. 7) Puentes elevados de rápida y segura ingeniería en cruces estratégicos.

Solo por señalar algunas propuestas. No podemos seguir así porque no lo aguantaremos mucho más. Hermosillo necesita cosas mejores más allá de patrullas eléctricas y límites de velocidad que nadie respeta.

Debo aclarar que no estoy en contra de las mega obras como la de Colosio y Solidaridad, que es muy buena y que definitivamente aliviara el tránsito en ese cruce y sector. El trastorno que ha ocasionado creo que vale la pena, aunque ha llevado tiempo.   

Hermosillo requiere de un ordenamiento urbano mismo que se ha mantenido ausente o poco funcional no obstante existen leyes y disposiciones al respecto, y dependencias encargadas del mismo. El urbanismo es una disciplina que se ofrece en muchas universidades a nivel nacional y mundial, Como todas las disciplinas demanda buenos estudiantes que posteriormente pondrán en práctica los conocimientos adquiridos. Pero se requiere, ante todo, que los puestos en aquellas dependencias responsables de su aplicación no sean resultado de amiguismo y compadrazgos. ¿Será posible?

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Ramón Pacheco

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