En poco más de dos semanas se realizarán las que probablemente son las elecciones más importantes y trascendentes de la historia moderna de los Estados Unidos, mismas que tendrán enormes implicaciones para el mundo y para México.

Las personas que voten el martes 5 de noviembre, ya sea por Donald Trump o por Kamala Harris, estarán decidiendo no solo al nuevo presidente, sino también el rumbo que seguirá el país en los próximos cuatro años y su relación con el mundo. 

Las campañas electorales, si bien no dicen todo de los candidatos pondrán en práctica durante sus mandatos, si nos marcan el rumbo de sus políticas. En base a lo expresado hasta hoy podemos analizar las posibles implicaciones para México.

En esta colaboración me referiré a dos temas que creo son los más relevantes: la política industrial y comercial por un lado y la de migración por el otro.   

En materia de política comercial, ambos candidatos tienen una visión proteccionista. Trump la enfoca solamente en su país mientras que Kamala Harris combina la protección doméstica con la de la región de Norteamérica. Ninguno es defensor del libre comercio como si lo fueron otros presidentes tanto republicanos como demócratas en el pasado. Sin embargo, las visiones son muy importantes en las implicaciones para México. 

Donald Trump se ha alejado completamente de las políticas de Ronald Reagan, Clinton y los Bush quienes impulsaron el libre comercio y se ha ubicado en el lado opuesto. Sus pronunciamientos en campaña son profundamente proteccionistas y apuntan a un aislamiento de los Estados Unidos del mundo en materia comercial con un impacto fuerte en su política industrial. 

El candidato republicano intenta forzar a las empresas estadounidenses a reubicar en su territorio las plantas manufactureras (especialmente las automotrices) que salieron del país, así como a restringir la entrada de las mercancías del exterior a su mercado interno. Para lograr eso recurre principalmente al incremento de las tarifas a la importación.

El candidato inició su campaña proponiendo un diez por ciento de arancel generalizado a todas las importaciones, pero en las últimas semanas se ha radicalizado y ha cambiado su propuesta a un arancel generalizado de veinte por ciento. Considera también un arancel de sesenta por ciento a los productos chinos en general y un cien por ciento a los autos de ese país. 

Recientemente, en un discurso en Ohio, elevó la propuesta de arancel a los autos eléctricos chinos hasta doscientos por ciento.

De ganar Trump las elecciones, esta política comercial tendrá un impacto directo en la renegociación del TMEC que, en el mejor de los casos, desincentivará la producción de autos en México para ser exportados a Estados Unidos, pero que incluso podría amenazar con retirarse del Tratado. 

Es posible que proponga un incremento del contenido regional de Norteamérica en las reglas de origen, lo mismo que en los salarios de los trabajadores. 

Por otro lado, Kamala Harris tampoco es defensora del libre comercio. Recordemos que ella fue uno de los diez senadores que votaron en contra de la ratificación del TMEC por considerar que no contenía suficientes garantías para los derechos laborales y para el cuidado del medio ambiente.

Sin embargo, su propuesta actual es un poco más flexible que la de Trump y se basa en la continuidad de la política de Biden orientada a desacoplar gradualmente la economía estadounidense de la china favoreciendo al área de Norteamérica. 

Su propuesta incluye básicamente subsidios a las empresas que decidan regresar sus plantas manufactureras al país, pero también favorece a las que se ubiquen en la región de Norteamérica. No habla de aranceles adicionales a la importación como lo hace Trump. 

Con ella la renegociación del TMEC podría ser menos tortuosa, aunque pudiera proponer cerrar la brecha salarial entre los trabajadores de las empresas exportadoras ubicadas en México con respecto a las de Estados Unidos.

En materia de migración la propuesta de Trump es muy radical y, de llevarse a cabo como lo propone, tendría un impacto muy fuerte para México. Ha propuesto cerrar la frontera con México desde el primer día de su gobierno, no se sabe si incluye a los trenes de carga y tráileres que cada día transportan mercancías e insumos en ambos sentidos, o si solo se refiere a la entrada de personas. En cualquier caso, el impacto sería brutal al grado que luce impracticable.

 Trump también ha propuesto llevar a cabo una deportación masiva de todas las personas que están viviendo en EU sin documentos. J.D. Vance, su candidato a vicepresidente, ha dicho que son 25 millones los que viven en esa condición y que empezarían con un millón durante el primer año.

El Servicio de Inmigración dice que en total son 11 millones los que viven sin documentos, pero de cualquier manera son muchos. De llevarse a cabo la deportación, el impacto sería muy fuerte para México. 

Kamala Harris por su lado, no habla de deportaciones, pero sí de impulsar adecuaciones a la ley de asilo político para regular el flujo de migrantes por esa vía e incluye el cierre del paso cuando se rebase cierto número de demandantes. T

ambién incluye su propuesta ampliar el número de visas de trabajo temporal para atender la demanda de mano de obra en ciertos sectores, al mismo tiempo que un mayor control de las fronteras.

En resumen, en ningún caso será fácil para México la nueva relación bilateral, pero con Trump en el gobierno será mucho peor.

 mvalenzu55@yahoo.com.mx