Divergencias

Empresarios unidos e implosión de la República.

"Platicando el día de ayer, con uno de los empresarios que asistieron a la reunión con la presidenta en palacio nacional hace unos días, me expresaba su optimismo respecto al mensaje que dio a lo mas representativo del sector privado en México."

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Mi interlocutor hizo hincapié en el mensaje claro y contundente de la mandataria, respecto al cierre de filas en torno a nuestro país, relacionado este, en lo que todos ya sabemos sobre la amenaza de Trump para imponer aranceles a los productos que exportamos a los Estados Unidos.

Lo que concluyó mi amigo sobre el discurso que dio a los 302 líderes empresariales, es una idea muy clara de cómo este nuevo gobierno necesita a los inversores para poder lograr las metas que se han propuesto respecto a crecimiento económico. Habló del relanzamiento de la campaña “Hecho en México” para impulsar y fortalecer la producción nacional y del Plan México. El mensaje que se planteó era lo que los empresarios querían escuchar, esto, concluyó la persona con la que platiqué, fue muy diferente al discurso que se pregona día a día en las conferencias mañaneras. Evidentemente el público era otro.

Paralelamente, estuve escuchando las entrevistas de banqueta que le hacían a algunos empresarios que salían de la reunión, todos coincidían en su mensaje alentando la unidad, sin embargo, nadie habló de lo que se estaba gestando en el Senado contra el poder judicial.

Con el paso de los días y volviendo a nuestra cruda realidad, podemos constatar cómo el discurso a los empresarios y la invitación para que inviertan en nuestro país, difiere de lo que también ocurrió en esta misma semana, que no fue otra cosa que el espectáculo que se dio en el Senado respecto a la tómbola para sortear a ministros, magistrados y jueces que serán votados este próximo primero de junio.

Este proceso, único en el mundo, permitirá “renovar” el sistema judicial y con ello dinamitar el único poder que no se somete al ejecutivo, escenario muy peligroso para toda democracia. El colocar a personas “a modo” que velarán por nuestra justicia y vigilarán el cumplimiento de la constitución, pone en duda un sólido estado de derecho que debería poner “piso parejo” a ciudadanos y gobierno.

Aquí encontramos una gran contradicción, entre el llamado a unir filas en torno a factores externos, la promoción de la inversión y la construcción de una democracia que vea a todos los ciudadanos por igual y no lesione sus libertades. Lo que pasó en el Senado, nos acerca más a un régimen autocrático, y nos aleja de una República, como la que soñaron los fundadores de esta bella nación.

Desde pequeños se nos enseñó que la República Mexicana estaba conformada por tres poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. El escenario político actual elimina de tajo cualquier independencia entre estos, y aunque esto no es nuevo, ya sufrió mucho este país en salir del autoritarismo de décadas pasadas. Vemos con pena cómo volvemos a esos tiempos tan grises para nuestra nación.

Es muy loable que la titular del ejecutivo haya convocado a la clase empresarial, de cumplirse las amenazas de Trump a la imposición de aranceles y a la deportación masiva de compatriotas, será muy importante promover la inversión y generación de nuevos empleos con nuestras propias fuerzas. Sin embargo, otra de las contradicciones de esta administración, es el gasto superfluo y anacrónico y no la inversión estratégica en mayor infraestructura (líneas eléctricas, carreteras y puentes, presas y distribución de agua, etc.) tan necesaria para generar las condiciones que permitan más y mejor desarrollo.

Generar como gobierno, una verdadera estrategia que genere confianza entre inversionistas y sociedad civil, podrá sentar las bases para salir del atolladero en el que estamos inmersos. Quien lo dude, solo tiene que leer cualquier periódico o enterarse por otro medio de comunicación y analizar los indicadores económicos y los pronósticos de las firmas calificadoras.

En un ejercicio de humildad, como el que realizó este gobierno a inicio de esta semana, al llamar a la unidad de la clase empresarial y al apoyo a la presidenta, es necesario sumar un cambio en la política interna e ir diluyendo las medidas tan radicales que se están tomando desde el Congreso, que más que un cambio en la política de México, más bien parece una venganza salida de una mala película.

De no ser así, y por más que el partido en el poder se pueda establecer en el tiempo, las malas decisiones se revertirán y muy pronto. Las diferencias con el presidente Trump, son una buena excusa para buscar la unidad de los mexicanos y dejar de lado ese discurso populista de división. Ya decía Lincoln, “una nación dividida contra sí misma no sobrevivirá”. La reconciliación está en manos de este gobierno. El seguir dividiendo a los mexicanos, por más que rinda frutos electorales, conforme pase el tiempo, no dejará nada bueno a México.

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Manuel Lira

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