Ciencia y sociedad
La conclusión del proceso por rectoría
"Debo confesar y reconocer que he sido escéptico de todo el movimiento...."

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Debo confesar y reconocer que he sido escéptico de todo el movimiento que dio por resultado la promulgación de la Nueva Ley Orgánica de la Universidad de Sonora, conocida mejor como la Ley 169 (L-169).
Dentro de sus componentes me preocupaba muy especialmente el proceso por la elección de rector/a. Tenía mis dudas de la “quietud” que se viviría al interior del Colegio Universitario en la última etapa de la contienda. Debo aceptar que me equivoqué y que recibí una lección que me satisface del todo. Bien por el Colegio. Ahora tenemos por segunda ocasión el honor de tener como rector a una mujer.
Espero que la L-169 siga mostrando “bondades” en el corto plazo en todos los componentes de la actividad sustantiva y adjetiva universitaria. Es claro que hay mucho trabajo por hacer en el rediseño de planes y programas de estudio e investigación y en la utilización de las nuevas herramientas de la comunicación para la mejor trasmisión del conocimiento.
Los/a tres finalistas describieron, en detalle, el que hacer al respecto con propuestas pertinentes, unas más que otras. De ello derivo la mejor propuesta, el mejor proyecto sobre el cual la comunidad universitaria se decantó. Ahora deberá cerrar filas en torno a su nueva rectora.
En todas las propuestas fue notorio el señalamiento de la carencia financiera en la que vive nuestra Alma Mater. Si ésta no se resuelve o atenúa, las cosas no avanzaran como todos/as lo deseamos. La Universidad requiere más presupuesto para cumplir sus encomiendas y obligaciones. El “rogar” por un incremento en los presupuestos estatal y federal es seguir transitando por el mismo largo y sinuoso camino (parafraseando a los Beatles), bien conocido desde siempre.
Por otro lado, el hablar de gratuidad es demagogia pura, so pena de caer en un completo inmovilismo, cuando lo que necesitamos hacer es movernos cada vez más y mejor, aplicando todas las capacidades y genialidades posibles. Se debe dejar de mirar hacia los palacios y hacerlo hacia el interior de la institución, trabajando en aquello que no se ha hecho.
Las universidades públicas, como nuestra Unison, deben aprender a vender el conocimiento con una visión de negoció. Deben profesionalizar esta actividad como el área de oportunidad que aún desconocen y que las sacaría de atolladero. Entonces tendrían no solo tres actividades sustantivas sino cuatro, a saber: docencia, investigación, la tradicional vinculación (servicios y proyectos), y la venta del conocimiento como la cuarta actividad aún ausente. Veamos, ¿cuántas patentes ha colocado la universidad en el mercado internacional? ¿cuánto recurso le generan? Hasta hoy nadie me ha podido responder esta pregunta, comenzando con que no saben cuántas patentes tiene la universidad.
Patentar sale muy caro y ya no es la figura de la propiedad intelectual más conveniente.
La Unison debe contratar a despachos internacionales dedicados a la venta del conocimiento o acceder a las páginas electrónicas que se dedican a ello. Se debe generar la estrategia para incursionar en este campo. Hay mucho que comentar al respecto. El apoyo del gobierno del Estado sería sumamente útil en la búsqueda de compradores internacionales. La venta del conocimiento es la solución pues estamos hablando de millones de pesos e incluso de dólares. Vale la pena.
Aprovecho las ultimas líneas de mi contribución semanal, para saludar y felicitar a nuestra Rectora electa, la Dra. Dena María de Jesús Camarena Gómez. Cierto estoy que cuenta con todas las herramientas personales, profesionales, académicas, de liderazgo y gestión para que nuestra Universidad de Sonora siga transitando por los caminos del éxito y la excelencia. La sociedad sonorense debe estar seguro de ello. Enhorabuena, Dra. Camarena Gómez; enhorabuena, Comunidad Universitaria; enhorabuena Colegio Universitario.
(rpacheco@ciad.mx / @rpacheco54)

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