Ciencia y sociedad
La radio como generadora de identidad
"En aquel 1973 escuchar la radio en Hermosillo era una experiencia cultural con su música de misión urbana y social."

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Tengo casi 52 años viviendo en esta ciudad, mi ciudad. Llegué con tan sólo 19 años de edad a continuar mis estudios universitarios en la Escuela de Ciencias Químicas, como entonces se le llamaba, de mi Alma Mater Universidad de Sonora. Desde el primer día, lejano ahora en el tiempo, pero perenne anímica y sentimentalmente, mi identidad con Hermosillo fue completa y total, seguramente porque una mitad de mis raíces familiares emanan de este gran estado. Si ustedes me lo permiten, debo confesar que me considero hermosillense en cuerpo y alma.
Pues bien, desde aquel noviembre de 1973 nuestra ciudad capital ha sufrido una metamorfosis conjugando aciertos y desaciertos en todos los rubros, pero especialmente en lo político, social y urbano. De aquella ciudad plácida donde a todos lados llegábamos caminando con nuestra mano y sonrisa listas para el saludo, derivo una urbe enorme y desorganizada que acabo con el placer de recorrerla y en la que, por motivos de seguridad, tenemos que ocultar la mano y trocar la sonrisa en un gesto adusto.
El escenario local, nacional y mundial era otro, completamente diferente al que vivimos actualmente. En Hermosillo, su gente comentaba, analizaba y discutía los diferentes temas de actualidad, viéndose a la cara al encontrarse en la calle o en amenas reuniones y tertulias entre amigos y conocidos reales, no virtuales. No existía ni el internet ni las redes sociales que de esta tecnología han derivado. Vivíamos realmente una red humana, la del abrazo, la del apretón de mano, la de la palmada en la espalda, la de la sonrisa honrada. Un ambiente culto y cultural se sentía y vivía en esta ciudad. Todo ello me cautivo e incito a comenzar a echar raíces en su suelo. Heme aquí ahora como hermosillense contento y feliz, pero también como ciudadano participativo, crítico, analítico y propositivo. Puedo decir que mi identidad con mi ciudad es plena y cabal, por ello la considero mi Ciudad. ¿Cuántos hermosillenses podrán decir lo mismo? Ojala que muchos; ojala, que todos.
Si bien soy un nostálgico del Hermosillo de antaño, soy también un entusiasta empedernido por el Hermosillo del futuro, mientras que el presente me ha brindado la oportunidad de participar. Creo que para que una ciudad sea buena, para que sea mejor, no basta solo vivir en ella y ser un buen ciudadano, sino hay que ser un ciudadano participativo y propositivo.
En aquel 1973 escuchar la radio en Hermosillo era una experiencia cultural con su música de misión urbana y social. Hoy, la apología al crimen y al sexo fugaz de muchas de las canciones populares, borraron aquel mensaje político, filosófico y el romanticismo de las otrora buenas letras. Hermosillo era una ciudad donde la radio era un vector de cultura y compromiso. Hoy, todo eso se ha perdido ¿Por qué no recuperar aquella característica de las ondas hertzianas locales? La música, su melodía y su contenido, siempre será un buen factor de identidad. Lo fue para mí. Hoy, prácticamente no prendo el radio. Muy mal.
(rpacheco@ciad.mx / @rpacheco54)

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