Ciencia y sociedad

LA UBICUIDAD DE LAS REDES SOCIALES

"Una plaga que ha invadido nuestro sistema emocional, anímico, físico, cultural e intelectual."

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Sin duda son un gran avance en el tema de la comunicación social; sin duda también, nos tienen atrapados durante todo el día dirigiendo nuestra atención a temas diversos, triviales y no, familiares y no, recomendables y no, culturales y no, informativos y no, ciertos y no, trascendentes y no, filosóficos y no, políticos y no, sentimentales y no. Así las cosas, creo que no podemos prescindir de ellas, pero si administrarlas lo mejor posible. Me pregunto cuántas horas de trabajo mujer/hombre se pierden, o dejan de usarse eficientemente, por estar atendiendo un teclado adjunto a una pequeña pantalla; seguramente, un porcentaje significativo de nuestra cotidianidad que pudiera ser utilizada en diversos y mejores menesteres.  

La ubicuidad de nuestro acceso a las redes sociales es omnipresente. Lo tenemos en el auto (como causa significativa de accidentes), en la oficina, malamente durante la comida en la mesa de la casa familiar o en la reunión con los amigos, en las reuniones con el jefe, en el salón de clase y hasta en el baño. Una plaga que ha invadido nuestro sistema emocional, anímico, físico, cultural e intelectual. Pero no todo es malo o está perdido. Las redes sociales son una excelente vía de comunicación humana si las utilizamos con contenido de valor, aún aquellas que solo son trivialidades.

Yo las uso y muy seguido. Tengo visitas diarias a mis cuentas de X, Instagram, “whats” y más espaciadamente al “librodecaras”. En especial, X me permite compartir ideas, críticas y propuestas, comentarios, manifestaciones culturales y escenarios de mi ciudad con la comunidad hermosillense y con el mundo, a través de mis series “Muralina urbana” y “Por las Calles de Hermosillo”. Esto es lo extraordinario de estas redes. Ahora el ámbito de nuestro alcance es mundial, por decir lo menos. Impensable en mis tiempos de adolescencia y juventud, en aquella mi época iconoclasta por esencia y contenido (que aún conservo). Me imagino todo lo que pudimos haber hecho e impactado si hubiésemos contado con esta maravillosa herramienta tecnológica de la comunicación.

Ahora debemos trabajar a nivel individual, pero también colectivo, para que las redes sociales sean vectores de acercamiento y no alejamiento, de concordia y no de discordia, de compromiso y no de irresponsabilidad, de libertad de intelecto y no solo libertad de maniobra. La decisión está en cada uno de nosotros. Una cosa es clara y cierta, las redes sociales llegaron para quedarse, pero no deben alejarnos del trato y contacto directo con las personas como creo que está pasando. Encarguémonos de ello.

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Ramón Pacheco

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