El lado bueno de
LAS UNIVERSIDADES Y SUS CIRCUNSTANCIAS
"La experiencia universitaria es rica en relaciones humanas, con las cuales se convive y se sobrevive."

Publicado el
Recibí de parte de la revista INCIDE, por conducto de Guillermo Moreno Ríos, amable invitación que agradezco, para emitir una opinión, acerca del tema “Vinculación de la Academia con los Sectores Productivos”. Pensé: ¿Qué puedo opinar sobre algo de lo que tanto se ha escrito y opinado ya? Cargué con el tema y el compromiso a flor de piel y con ideas dándome vueltas en la mente, pero no llegué a ninguna conclusión, solo a unas cuantas premisas, que me permitiré esbozar a continuación.
Hoy en día resulta pertinente hacer alto ante cualquier aplicación de la palabra Universidad; lo mismo si, en síntesis, se le considera como lo que es: Institución de promoción humana, donde se imparten conocimientos, se investiga, se transmite un espíritu, se cultivan y se comparten las bellas artes; o a contrario sensu elevar la voz para decir lo que no es ni debe ser la Universidad: No es donde solamente se imparten conocimientos y se expiden títulos y no debe ser un botín político proselitista, menos aún debe seguir siendo reducida, como sucede en algunos casos actuales, a ser la Marca y Slogan de un “Producto” para ciertos proyectos educativos cuyo objetivo es obtener beneficios políticos, económicos, o ambos.
Para repasar, recordar y rescatar a la Universidad en su significado real, para reencontrarse con sus orígenes y poder subrayar lo que debe permanecer y lo que ha debido cambiar, habría que acudir a los clásicos, en especial a José Ortega y Gasset, autor en los años 30’s del siglo pasado, de “Meditaciones del Quijote” y “La Misión de la Universidad”. Con su conocida frase de 1914: “Yo soy yo y mi circunstancia” Ortega dejó una referencia útil para considerar que también la Universidad, como entidad viva, es ella y sus circunstancias, y por lo tanto algo de su quehacer debe adaptarse a los tiempos, sin renunciar a su esencia, a su razón de ser, a su Misión transformadora de las personas.
La experiencia universitaria es rica en relaciones humanas entre compañeros estudiantes, profesores, autoridades y trabajadores de diversos orígenes, condición económica, social, con las cuales se convive y se sobrevive en un ambiente que normalmente pasa por etapas de tensión y de relajamiento, que su día a día que es una réplica a escala de la sociedad, de esa sociedad a la que acudirán los egresados a vivir y sobrevivir, a servir y a competir en el mundo real.
Si las Universidades egresan ciudadanos formados en “los valores del humanismo contemporáneo” comprometidos socialmente y “liberados de egoísmos”, se puede tener la esperanza que aunque están amenazadas por los tiempos que vivimos, sobrevivirán en su esencia, la de siempre, la de los tiempos de Ortega y Gasset y de Alfonso Caso: humanistas, libres al pensamiento, las ideas y la investigación, con espíritu y dignidad, y sin renunciar a ser el nidal donde se incuban el talento, la innovación y el capital humano con el que contribuyen a las actividades productivas.
En lo que toca a la vinculación, una premisa final: hacen falta tiros de precisión para distribuir las tareas y lograr mayor cobertura y profundidad de esta; de la "Academia" como son las Universidades, Centros de Investigación, Tecnológicos, y "Los Sectores productivos": como son la Industrial, el Comercio, los Servicios, las PYMES y las grandes empresas, cada uno con sus necesidades particulares, sus circunstancias y sus perfiles.
Una opinión más, una entre tantas.
Queda tela de donde cortar…

Sigue a Hector Vazquez del Mercado B.