Ciencia y sociedad
Los amigos en los tiempos de la escuela
"Así revivimos aquellos fragmentos de nuestra vida y sus circunstancias..."

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Conforme nos vamos haciendo menos jóvenes, cronológicamente hablando por supuesto, nos visitan las nostalgias felices de pretéritos tiempos; las de nuestra niñez, las de nuestra adolescencia y las de nuestra juventud temprana. Nadie escapa de esta experiencia.
Así revivimos aquellos fragmentos de nuestra vida y sus circunstancias, ahora con nuestra óptica adulta que no por ello es mejor. Las amistades aquellas que derrochamos en las vagancias, en la hora del recreo, en las fiestas y en el aula, se mantienen latentes listas para emerger si nos lo proponemos. Recuperar la cercanía de nuestros/as compañeros y amigos de antaño es una oportunidad de redimir sentimientos y vivencias únicas, responsables algunas de estar donde hoy estamos.
De tiempo atrás, traer al presente aquellos recuerdos, acompañado de todos los actores o al menos parte de ellos, lo convertí en un deseo. Me propuse cumplirlo y el esfuerzo ha sido exitoso. Por ejemplo, el reencuentro con mis compañeros de la Escuela de Ciencias Químicas de la Universidad de Sonora (1973-1977) fue relativamente sencillo. Tuve la sensación de que todos/as estábamos esperando que sucediera.
De aquel grupo inquieto e iconoclasta estamos prácticamente todos. Nos reunimos con periodicidad y nos mantenemos activos, unos más que otros, en el “whats”. Tenía que lograr lo mismo, pero ahora con mis compañeros secundarianos.
En una de mis visitas a Mexicali logré contactar a uno de ellos. Así que, de un solitario y entusiasta par, ahora somos un muy apasionado grupo de 18 de un total de 47. Poco a poco vamos ubicando a más integrantes de aquel grupo E de la Secundaria 18 (1966-1969). Cada vez que voy a Mexicali nos reunimos y mucho nos reímos en cada ocasión desempolvando las ocurrencias más relevantes.
Ahora, hacia falta el grupo preparatoriano del CETYS (1969-1971), también de mis tiempos mexicalenses. En éste somos cuatro y no creo que tengamos intensión de incrementarlo. Éramos los estudiosos, los nerds, pero bien recuerdo que participábamos en todo lo que se movía.
De estos, los cuatro fantásticos, dos están en Mexicali, uno en la lejana Australia y un servidor aquí mero. La cercanía de las trágicas represiones estudiantiles de 1968 y 1971 despertó mi interés por la política, interés que he cultivado desde entonces.
La escuela era el sitio ideal para hacer amigos/as. No era el único lugar para ello, pero si el mas propicio, aun mas que el mismo barrio o las escuelas de verano. Aquellos tiempos se apoderaron del tiempo guardando la fidelidad de los momentos, de las discusiones y análisis sobre la vida, la política, la religión, la relación con Mamá y Papá y la crítica a nuestros maestros/as y su calidad docente. Pretendíamos saberlo todo. Desde la secundaria empezábamos a diferenciarnos unos de otros, lo que sirvió para desarrollar las identidades filosóficas, éticas y morales, que llevó algunas amistades a niveles superiores.
De alguna forma, aquellos momentos y nuestro comportamiento aun inexperto en mucho, fueron definitorios de nuestro presente. Éramos aprendices de todo, maestros en nada.
Pero el cambio sucedió como debería ser y ahora nos movemos como ingenieros, médicos, abogados, arquitectos, doctores en física, administradores, empresarios, doctores en alimentos, etc.
Se me acabo el espacio y aun no he vaciado mis alforjas completamente. Mi reconocimiento, cariño y consideración a todos ellos y ellas, mis amigos/as en tiempos de escuela pues nuestros reencuentros impactan la paz y armonía de mi vida en esta adultes de mi incipiente octava década Lo mejor ha sido verlos sonreír como lo hacíamos entonces.
(rpacheco@ciad.mx / @rpacheco54)

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