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Los Nobel y la migración del talento

"Los premios en esta área además de ser una distinción al talento y trabajo de científicos "

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Como todos los años, durante el mes de octubre se entregaron los premios Nobel en sus diferentes categorías, incluyendo desde luego los catalogados como de la ciencia (física, química y medicina). 

Los premios en esta área además de ser una distinción al talento y trabajo de científicos de primer nivel de diferentes países del mundo representan también un reconocimiento a las instituciones públicas y privadas donde desarrollan sus investigaciones, lo mismo que a los países que hacen posibles estos ecosistemas de innovación. 

En 2025 fueron galardonados en estas tres áreas los siguientes científicos: en química, el japonés Kitagawa Susumo (Universidad de Kioto, Japón), el británico- australiano Richard Robson (Universidad de Melbourne, Australia) y el jordano Omar Yaghi (Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos), por su trabajo en el desarrollo de estructuras metal orgánicas (MOF) que, según los miembros del Comité, tienen un gran potencial para descontaminar el ambiente (agua, tierra, aire) y abren un campo nuevo y prometedor para la química.

En física, los ganadores fueron tres científicos que cuando desarrollaron su investigación pertenecían a la Universidad de California en Berkeley, aunque hoy dos de ellos se han mudado a Santa Bárbara en la misma Universidad de California. Se trata del británico John Clarke, el estadounidense John Martinis y el francés Michael Devorets. 

Fueron galardonados por su trabajo en la aplicación de las propiedades del llamado túnel cuántico en la elaboración de dispositivos de mayor tamaño, que ha sido la base de la investigación en la computación cuántica. 

En medicina (fisiología) los premiados fueron: la bióloga molecular e inmunóloga estadounidense Mary Elizabeth Brunkow, el también estadounidense Fred Ramsdell y el japonés Sakaguchi Simon, por identificar las células T reguladoras (Tregs), agente responsable de la tolerancia inmune periférica. De acuerdo con los expertos esto tiene una gran potencialidad para el desarrollo de fármacos contra enfermedades como el cáncer, lo mismo que para el tratamiento de enfermedades autoinmunes.

No es propósito de esta columna comentar sobre los descubrimientos, algo que solo los expertos podrían hacer con propiedad, sino reflexionar sobre la migración del talento hacia los países e instituciones que mejor desarrollan los ecosistemas de investigación e innovación en las áreas de frontera del conocimiento. 

Entre los nueve científicos galardonados en estas tres áreas (ocho hombres y una mujer) hay personas de diferentes países (Inglaterra, Japón, Australia, Jordania, Estados Unidos), pero la gran mayoría han desarrollado sus investigaciones en universidades norteamericanas y, en dos casos, japonesas y australianas. 

Viene esto a colación porque en tiempos donde se trata de imponer una visión negativa y catastrófica de la migración, notablemente en el discurso trumpista en los Estados Unidos, pero también en Europa, la diversidad de nacionalidades de los galardonados y el hecho de que muchos de ellos hayan salido de sus países para desarrollar su talento, habla de la otra cara de la migración y su contribución para el desarrollo de la ciencia y el avance de la humanidad. 

La revista The Economist publicó en su edición reciente una nota que alude a este aspecto y proporciona algunos datos interesantes. Desde los primeros premios Nobel entregados a partir de 1901 en las áreas de ciencias, aproximadamente el 30 por ciento de los científicos galardonados habían emigrado de sus países de origen antes de hacer sus descubrimientos.

Entre 1901 y 2024, Estados Unidos ha sido el país que más ha atraído talento de otras naciones. Su balance entre los científicos galardonados que ha atraído a su país y los nacionales que han desarrollado sus investigaciones fuera es de +304 (mayor atracción de talento); Le siguen Gran Bretaña (+92) y Alemania (+68).

Por el contrario, según el recuento de The Economist, los grandes perdedores de talento han sido Polonia (-19) que ha tenido 19 laureados y todos ellos en instituciones de otros países, seguido de China, Austria, Países Bajos, Suecia y Japón. 

Estos simples datos dan para la reflexión y pueden sacarse muchas conclusiones. Una de ellas es que la ciencia ha sido siempre un esfuerzo internacional y que el talento nace en cualquier país, pero no en todos son capaces de desarrollar los ecosistemas para cultivar ese talento y hacerlo florecer. Quienes han tenido esa visión han podido no solo de desarrollar su talento nacional sino atraer el de otros países.

Alguien podría decir que es cuestión de recursos y que los países ricos son los que pueden atraer el talento foráneo, pero creo que no es solo un asunto de recursos, sino de visión y de inteligencia. 

Valorar el papel de la educación de calidad y destinar recursos para desarrollar el talento (científico, artístico, deportivo, etc.) desde las primeras etapas de la infancia, sería una buena manera de empezar. 

Luego tendrían que destinarse recursos para las universidades y centros de investigación públicos, así como crear mecanismos para la asociación público-privada en materia de innovación. Desafortunadamente en México parece que caminamos en sentido inverso. 

En Estados Unidos si la visión de Trump de la migración persevera, ese país dejará de ser el foco de atracción del talento global del que hasta ahora se ha beneficiado. Lástima, el oscurantismo no se quedó en la edad media, aún campea.


 mvalenzu55@yahoo.com.mx

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Manuel Valenzuela

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