El lado bueno de

Pragmáticos y soñadores

"El materialismo pragmático y el romanticismo soñador son polos opuestos"

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En el espectro de las corrientes filosóficas y literarias, el materialismo pragmático y el romanticismo soñador son polos opuestos. Uno se centra en lo tangible y lo práctico, el otro valora lo intangible y lo idealista. Ambos tienen sus propias virtudes y limitaciones; su contraste permite entender mejor las maneras que las personas perciben el mundo.

El materialismo se basa en la realidad objetiva, el romanticismo valora lo subjetivo y los ideales. Los materialistas creen en lo tangible y buscan primordialmente el éxito material, en tanto que los románticos buscan trascender de la realidad material y navegan plácidamente en aguas tranquilas de emociones y sueños.

Asocio el materialismo pragmático con el escritor Rafael Latorre, en tanto que el romanticismo soñador trae a mi mente la película “Sociedad de los Poetas Muertos” (SPM). De ella, protagonizada por Robin Williams, recuerdo muchos detalles, del escrito de Latorre solo recuerdo el inesperado desenlace mediante el cual rindió su artillería pesada, “ferozmente materialista”, ante el testimonio ejemplar de un misionero católico, en el extremo opuesto a su declarada condición de ateo.

La películas (SPM), clásica sobre la libertad creativa y el poder de las palabras, fue dirigida por Peter Weir y se estrenó en 1989 alcanzando un lugar muy especial entre las grandes producciones cinematográficas; la actuación de Williams caracterizando al profesor John Keating impactó el centro emocional de públicos con alta sensibilidad romántica, sin embargo, las críticas (pocas pero agudas) no se hicieron esperar por parte de pragmáticos que lanzaron fríos y demoledores juicios y descalificaciones.

La historia de la (SPM) se desarrolla en la escuela preparatoria de la elitista Academia Welton cuyo lema “Tradición, Honor, Disciplina y Excelencia” refleja las estrictas normas a que eran sometidos los alumnos en los años cincuenta; la trama se centra en el impacto que el profesor Keating (maestro de literatura inglesa) tiene en un grupo de estudiantes, animándolos a pensar de manera independiente y a vivir sus vidas con propósito definido viendo el mundo con una perspectiva diferente. Su tesis la resume en la expresión: “Carpe Diem” (Aprovecha el día). Su atrevimiento le costó la chamba.

Del escritor Latorre recuerdo que cuanta oportunidad tenía pregonaba su materialismo pragmático frente a públicos y medios de comunicación, sin embargo, en uno de sus escritos acepta que dicha actitud le duro poco cuando se enteró de que un misionero católico que entregaba su vida en Liberia “limpiando las pústulas a unos negros moribundos”. Se refería al padre Miguel Pagares y al brote del virus del Ébola en la República Democrática del Congo en 2014, la cual según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) infectó a más de 10,000 personas muriendo cerca de 5,000.

Miguel Pagares, reconoció Latorre, fue una figura central en Libia, un faro de esperanza y guía espiritual en medio de la crisis del Ébola, con el respaldo y fortaleza de los valores cristianos de amor, compasión y servicio. A través de su trabajo incansable demostró que el sacerdocio es más que una vocación; es un llamado a transformar vidas y a hacer del mundo un lugar mejor.

Aunque en sus días de radicalismo llegó a proclamar que los sacerdotes “se pasan la vida creyendo en una mentira” al enterarse de que un misionero dejaba la vida en Liberia por un compromiso profundo y duradero con la fe y la comunidad, una reflexión cayó como piedra en su conciencia: “Él está allá con su ‘mentira’ mientras yo aquí con mi racionalismo”.

Hace tiempo un sacerdote amigo, acerca del tema de las creencias me dijo: “Fíjate bien y veras que algunos ateos traen atravesado a Dios”.

Queda tela de donde cortar…  


Ex rector de la Universidad Kino

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Hector Vazquez

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