Ciencia y sociedad
Quince de noviembre no se olvida
" Vimos como reprimieron a los participantes, como golpearon a los jóvenes, como rasgaron nuestra bandera."

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Tenemos en nuestro México un gobierno en decadencia tratando de convertirnos en un País en decadencia. Un gobierno donde la moral de ella y la de los militantes de su partido es contradictoria y sin escrúpulos. Son de “esas morales” que hacen daño; tal vez, mucho daño.
Dependerá de nosotros el dejarnos conducir a ese abismo suicida. Solo su gobierno con esta supina ignorancia, terquedad galopante y activismo obtuso inclinado a la destrucción es capaz de este arrebato sinrazón donde la fuerza bruta aflora y asalta perversamente nuestra vida cotidiana, cándida e indefensa por hoy.
Ya tuvimos un 2 de octubre y un 10 de junio, donde a los gobiernos en turno de Diaz Ordaz y Echeverria Álvarez no les importo reprimir a los jóvenes estudiantes y al pueblo acompañante que manifestaron su hartazgo, el mismo que seguimos viviendo y sufriendo hoy. Con su fuerza represiva, el Estado uso sus armas con todo y balas; muchos jóvenes cayeron cubriendo con su sangre la realidad y las consignas de juventud que siguen siendo, hasta hoy, las mismas.
Pues resultó ser una buena alumna, como lo presume; la mejor alumna de aquellos maestros del mal. Presume también el haber sido activista universitaria; debemos creerle pues no debemos olvidar que el “porrismo” fue una de sus nefastas manifestaciones. Por otro lado, nos es claro que en algunos casos el doctorado no es garantía de nada. Este podría ser un caso.
La manifestación del 15 fue convocada por jóvenes, los jóvenes de la Generación Z. Bien sabemos que juventud es sinónimo de rebeldía, casi de revolución. Así lo dijo el presidente Dr. Salvador Allende Gossens en 1972 durante su visita a la Universidad de Guadalajara: “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”.
Ella está mal, todos los de su equipo están mal, ¿alguien sabe que les pasa? Vimos como reprimieron a los participantes, como golpearon a los jóvenes, como rasgaron nuestra bandera. Un comportamiento patológico, enfermizo, delirante y peligroso, que redoblan cada mañana en su programa. Tanta mentira no es más que un síntoma claro de su miedo y el de no saber qué hacer.
El 15 de noviembre fue un llamado de atención, un reclamo a la oposición “formal”, donde los jóvenes claramente nos demostraron lo mucho que se puede hacer si tan solo lo queremos. La contienda electoral estará rebasada en las próximas elecciones, los jóvenes lo saben bien, todos lo sabemos; cambiemos entonces de estrategia. La Generación Z no vivió un 2 de octubre ni un 10 de junio, pero está despertando con ímpetu y espíritu revolucionario un 15 de noviembre del 2025. No los dejemos solos. El aprender de los jóvenes es algo que no debemos dejar por un lado, ahora no toca a nosotros.

Sigue a Ramón Pacheco Aguilar