Ciencia y sociedad

Todos somos culpables

"No traten de eludir su culpabilidad en esta tragedia; aquí no basta con hablar tan solo de responsabilidad, no alcanza."

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¿Culpables de qué? De la muerte de 24 personas. ¿Quiénes son culpables? Los propietarios de Waldo’s y los funcionarios responsables de la seguridad pública, nombrados por ambos gobiernos. Podrán ser involuntarios, pero culpables al fin. Así que no traten de eludir su culpabilidad en esta tragedia; aquí no basta con hablar tan solo de responsabilidad, no alcanza. ¿Qué término aplica?

No existe la menor duda de que los propietarios de Waldo’s son los culpables de principio y origen, pues, sin escrúpulo alguno, nos muestran que solo les interesan sus ganancias, anteponiéndolas a la seguridad de sus clientes, de los cuales ahora 24 han muerto.

Pero ¿por qué los funcionarios también son culpables? Son culpables por no hacer el trabajo para el cual fueron designados, por no hacer cumplir las disposiciones reglamentarias y leyes de todo lo referente a la seguridad del ciudadano en todo espacio público desde su contrato, y no solo para tapar el pozo; y por ello, ahora 24 han muerto.

Demostraron ser funcionarios nombrados como titulares de esos puestos con una supina ignorancia y prepotencia plena, sin saber qué hacer ni mucho menos cómo hacerlo; y por ello, ahora 24 han muerto.

Con la vida no se juega, y ellos lo hicieron, aunque no con las propias. Ahora los gobernantes los separan de sus cargos, pero el despido de esos “servidores públicos” no es suficiente. Nadie debe rehuir o tratar de escapar de su responsabilidad, porque ahora 24 son los muertos.

Existían dos fallas mayúsculas, básicas y elementales en el establecimiento en cuestión. ¿Será en todos los Waldo’s? La primera: tener un transformador eléctrico en el interior del inmueble, sin control alguno de su buen estado y funcionamiento; la segunda: la falta de salidas de emergencia. Una muerte anunciada para los clientes; y por eso, ahora 24 han muerto.

Toda actividad humana presenta un peligro; por ejemplo, un paseo en bicicleta, conducir un vehículo, cruzar la calle, bajar o subir una escalera, cocinar, nadar, comer, caminar por la banqueta, practicar cualquier deporte, ir a una tienda como Waldo’s, etc.

Para todas esas actividades tenemos que reducir o eliminar sus riesgos inherentes; o sea, la probabilidad de que ellos —el riesgo— se manifieste. Esa es la función y obligación de lo que se da en llamar “protección civil”. Si los funcionarios en cuestión no lo hicieron, son corresponsables, son culpables; porque ahora 24 han muerto.

Para establecer los peligros y sus riesgos hay metodologías conocidas, descritas y probadas ampliamente. La ciencia no es ajena a ello. En la industria alimentaria he asesorado a empresas para la aplicación del sistema conocido como HACCP, cuya traducción al español es “Análisis de peligros/riesgos y puntos críticos de control”. Es en este sistema y otros complementarios en los que descansa la seguridad de los alimentos que consumimos. ¿Por qué no se hace lo mismo en el funcionamiento de nuestra ciudad?

Y para terminar, debo decir que también nosotros, los ciudadanos, tenemos parte de culpa al permitir y soportar que nuestra ciudad tenga funcionarios ineptos e incompetentes. Debemos exigir a nuestros gobernantes que pongan más atención al designar a “esos” funcionarios, porque solo así podremos transitar tranquilamente por las calles de Hermosillo.

No los olvidemos, por favor.
¡¡¡No más Waldo’s!!!

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Ramón Pacheco

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