Crisis del gusano barrenador
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Revista CorreoFecha de publicación

El sector ganadero mexicano enfrenta un escenario complejo tras la proliferación del gusano barrenador, una plaga que afecta directamente al ganado y que ya comienza a reflejarse en el suministro nacional de carne. Productores advierten que las medidas sanitarias implementadas para contener el brote han complicado el traslado de animales, elevando costos y generando retrasos que afectan la disponibilidad del producto en el mercado.
Traslados más largos y mayor mortalidad
A raíz de la emergencia sanitaria, se establecieron retenes e inspecciones en rutas ganaderas para evitar la propagación del parásito. Lo que antes era un trayecto de alrededor de 20 horas para el movimiento de reses, ahora puede extenderse hasta 32 horas debido a las revisiones múltiples, filas prolongadas y tiempos de espera que superan las 18 horas.
Este incremento en el tiempo de traslado no solo encarece la logística, sino que también incrementa la mortalidad del ganado. La falta de agua, alimento y sombra durante los recorridos prolongados ha provocado pérdidas significativas, especialmente entre pequeños y medianos productores.
Impacto en precios y disponibilidad
En algunas regiones del país ya se reporta una disminución notable en la oferta de carne. La baja disponibilidad, combinada con costos operativos más altos, ha comenzado a presionar los precios al consumidor final. Ganaderos señalan que, si no se agilizan los protocolos y se optimizan los mecanismos de control, el mercado podría enfrentar una subida sostenida en el precio de la carne y episodios de escasez.
Un equilibrio complicado
Las autoridades buscan evitar la expansión del gusano barrenador, una plaga que daña al ganado perforando su piel y comprometiendo su salud, pero el sector cárnico pide ajustes en los procesos de revisión para evitar que la sobrerregulación termine paralizando la producción y distribución.
El reto es claro: controlar el brote sin frenar la movilidad ganadera. Si la crisis se prolonga, especialistas anticipan efectos más marcados en la oferta nacional, posibles incrementos en el costo de la carne para familias y un golpe directo a productores que ya operan bajo presión.