De Sonora a Sevilla
Autor
Revista CorreoFecha de publicación

Con botas bien puestas y el corazón cargado, Carín León se lanza a la conquista de Europa con la gira más ambiciosa de su carrera, y no lo hace solo como artista sino como embajador de un género que durante años fue visto de reojo: el regional mexicano.
El cantante sonorense cuyo nombre real es Óscar Armando Díaz de León pisa fuerte en escenarios de España como parte del fenómeno global que ha llevado los sonidos del norte mexicano hasta rincones insospechados como Alemania o Suiza. Para Carín este auge no es casualidad, sino el fruto de una revolución musical que dice ya era necesario.
“La gente se cansó de lo mismo. También fue el efecto pandemia, estábamos encerrados y yo por aburrimiento componía hasta cinco canciones diarias”, confiesa el intérprete quien asegura que la pausa obligada de la industria abrió espacio a la creatividad sin filtro.

Su gira por España, que ya lo llevó a Gran Canaria y lo llevará a Sevilla, Madrid y Valencia, no solo es una muestra de su popularidad sino de su convicción: “Siento que tengo una misión de dignificar un género que por mucho tiempo fue marginado”, expresó.
A Carín no le ha temblado la voz para romper esquemas. Lejos del estereotipo del “ranchero de pistolas”, ha fusionado el regional con r&b, soul, country e incluso influencias del pop español. “Poco a poquito hemos ido abriendo las mentalidades como con fórceps musicales”, dice con humor. Y aunque eso le ha valido críticas por “vender la pureza del género”, él lo tiene claro: “Para mí se trata de ser honesto”.
Su sensibilidad, esa que lo ha llevado a ser cuestionado incluso sobre su sexualidad, no es algo que oculte. Al contrario, la abraza. “Desde que tengo uso de razón he lidiado con eso. Vengo de un género supermachista, pero yo no soy ese ranchero”.
Esta sinceridad también lo llevó a titular su más reciente álbum Boca chueca, Vol. 1, una especie de guiño a quienes lo han criticado por su peculiar forma de cantar. “No me puedo enojar por algo que soy. Eso le da fuerza a mi marca”, afirma con una sonrisa torcida y orgullosa.
El álbum ya le ha valido reconocimientos importantes, entre ellos un Grammy al Mejor Álbum de Regional Mexicano. Pero Carín no se conforma: “No lo considero mi obra magna. Esa tiene que doler, y este disco fue muy divertido”.
En su paso por España, también recuerda con gratitud su colaboración con C. Tangana en el disco El Madrileño. “Es un genio. Me reafirmó en mis inquietudes”, asegura sobre el español, con quien comparte la visión de romper moldes desde la raíz.
Carín León no solo canta con el corazón en la mano: está escribiendo, a su manera, un nuevo capítulo para la música mexicana. Uno que no pide permiso, que no se disculpa y que está más vivo que nunca, en todos los idiomas y en todos los acentos.