Efecto gusano barrenador impacta la economía mexicana

Autor

Revista Correo

Fecha de publicación

Imagen de la noticia

Según el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (Imef), es altamente probable que la economía nacional sufra una contracción en el segundo trimestre del año, en medio de un clima de incertidumbre política y comercial.

Factores como la tensión por la elección judicial en México y el regreso de políticas proteccionistas por parte de Donald Trump, incluyendo nuevos aranceles, comienzan a ejercer presión sobre la actividad económica. Y el mensaje del Imef es claro: si bien aún no puede hablarse de una recesión oficial, el crecimiento negativo ya se siente… y se resiente.

“Un crecimiento negativo es un crecimiento negativo, y ya lo estamos sintiendo hoy”, advirtió sin rodeos Víctor Herrera, presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del Imef.

Fronteras cerradas

Una de las alarmas encendidas tiene que ver con el cierre temporal de las fronteras estadounidenses a las exportaciones mexicanas de ganado vivo, debido a la propagación del gusano barrenador. El costo: alrededor de 3 millones de dólares diarios que dejan de ingresar a los exportadores mexicanos.

“El impacto no es unilateral”, enfatizó Herrera. “Estados Unidos también pierde al frenar uno de sus principales canales de suministro de ganado”.

Remesas en amenaza

Por otro lado, el Congreso de Estados Unidos expone una iniciativa que podría cambiar las reglas del juego para millones de familias mexicanas: un impuesto del 5% sobre las remesas enviadas desde ese país.

Gabriela Gutiérrez, presidenta nacional del Imef, fue contundente: “De aprobarse esta medida, no solo se encarecerá el envío de remesas, sino que se reconfigurará el mercado mismo. El dinero podría empezar a circular por canales alternos como criptomonedas o incluso encomenderos, lo que eleva el riesgo y reduce la eficiencia”.

Las cifras hablan por sí solas: en estados como Oaxaca, Zacatecas, Michoacán, Guerrero y Chiapas, las remesas representan entre el 10% y el 14% del PIB estatal. Una reducción en estos flujos podría ser devastadora para economías locales cuya principal fuente de ingresos es, precisamente, el dinero que envían los migrantes.

Además, el endurecimiento de la persecución a migrantes indocumentados en EE.UU. amenaza con reducir el volumen de remesas en los próximos meses, lo que significaría un golpe directo al consumo interno en varias regiones del país.

De acuerdo con la más reciente encuesta del Imef (mayo 2025), los analistas no son optimistas: el consenso de crecimiento para el año se ha reducido a apenas 0.1%, y 37% de los consultados ya anticipan una caída económica. En comparación, en abril solo 22% pensaban lo mismo.

Mientras tanto, el País se enfrenta a un reto múltiple: mantener la estabilidad, blindar sus exportaciones, y proteger a las comunidades que dependen del ingreso más resistente y sentimental de la economía mexicana: las remesas.

El reloj corre. La economía mexicana está en una cuerda floja, y lo que decidan los vecinos del norte —y el propio rumbo político interno— podría definir si este año cerramos con una leve desaceleración... o con una recesión en toda regla.