Mamá y líder
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Revista CorreoFecha de publicación

Ser madre puede ser una de las experiencias más significativas en la vida de muchas mujeres, pero en el entorno laboral, esa misma experiencia suele jugar en su contra. Mientras que los hombres con hijos logran mantener su presencia en todos los niveles jerárquicos, las mujeres que son madres van desapareciendo a medida que se asciende en la pirámide organizacional.
Según la encuesta Realidad en el Trabajo del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) y Kiik Consultores, el 38% de los puestos de mando medio están ocupados por mujeres con hijos, pero en los niveles de alta dirección, ese porcentaje se reduce a apenas 16%. La maternidad, más que una pausa, termina siendo una barrera para avanzar profesionalmente.
“Todavía se percibe como un obstáculo. Se castiga desde antes de que ocurra —con menos contrataciones a mujeres en edad fértil—, durante —porque implica ausencias o licencias—, y después —porque se ve como una desventaja competitiva”, explica Alix Trimmer, fundadora de la firma Lain. Incluso, agrega, los discursos de empoderamiento femenino pueden jugar en contra cuando exigen a las mujeres demostrar que “pueden con todo”, cargando con estándares poco realistas, especialmente si son madres.
Este sesgo no solo afecta el desarrollo profesional, también el acceso al empleo. De hecho, la investigación El efecto de la maternidad en el empleo y los salarios en México, del Colegio de México, revela una brecha salarial del 36% entre mujeres con hijos y aquellas que no los tienen, y una aún mayor del 40% respecto a los hombres con hijos.
Fernanda García, directora de Sociedad Incluyente del Imco, destaca que este problema no afecta a una minoría: “Siete de cada diez mujeres en el mercado laboral son madres. No es un tema marginal, es la realidad de la mayoría de la fuerza laboral femenina”.
¿Y qué soluciones hay? Muchas empresas piensan en guarderías como la única respuesta, pero García propone otras opciones más viables, como esquemas de trabajo flexible, que pueden tener un impacto real y sostenible.
A nivel global, la situación no es muy distinta. De acuerdo con The Economist, un cuarto de las mujeres abandona su empleo tras convertirse en madre, y solo el 17% logra regresar al mercado laboral cinco años después. Como apunta Alix Trimmer, estas pausas no son sinónimo de inactividad ni de falta de compromiso. “Las mujeres no dejaron de hacer cosas, simplemente no se reconoce el valor de ese tiempo ni se entiende que, muchas veces, no tuvieron otra opción”.
La maternidad no debería ser una línea de ruptura en las carreras de las mujeres. Lo que hoy se castiga, mañana podría ser una fuente de talento, liderazgo y resiliencia, si el mundo laboral estuviera realmente dispuesto a cambiar.