Menos horas, más productividad: la promesa de la reforma laboral
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Revista CorreoFecha de publicación

México se encuentra en un proceso de transformación laboral con la propuesta de reducir gradualmente la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales. Esta reforma, respaldada por organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) y asociaciones empresariales como la Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano (Amech), busca mejorar la calidad de vida de los trabajadores, aumentar la productividad y alinear al país con estándares internacionales.
Durante el foro Gira Nacional por las 40 Horas en la Cámara de Diputados, Mario López Roldán, director del Centro de la Ocde en México, subrayó que las economías con las que México compite ya operan con jornadas más cortas. Además, los altos niveles de agotamiento entre los trabajadores mexicanos limitan su productividad. Según López Roldán, una reducción progresiva y consensuada de la jornada laboral, acompañada de regulaciones que garanticen la desconexión digital y la protección de salarios, podría generar importantes beneficios económicos y sociales.
El representante de la Ocde destacó que México es el país con mayor desequilibrio entre vida personal y laboral entre los 38 países miembros, lo que afecta directamente el bienestar y la felicidad de sus trabajadores. Añadió que esta reforma no debe seguir posponiéndose, ya que representa una oportunidad urgente para avanzar hacia una mejor integración con América del Norte.
Por su parte, Francisco Martínez Domene, presidente de la Amech, afirmó que la reforma representa una oportunidad histórica para modernizar el mercado laboral mexicano. No obstante, advirtió que su éxito dependerá de una ejecución estratégica y coordinada entre todos los sectores involucrados. Señaló que, si no se gestiona adecuadamente, las pequeñas y medianas empresas —que representan el 98% del tejido empresarial— podrían enfrentar aumentos significativos en sus costos operativos.
Martínez Domene compartió cinco recomendaciones clave para una implementación exitosa:
- Aplicación gradual y diferenciada por sectores, iniciando con grandes empresas en sectores estratégicos, y otorgando plazos especiales a microempresas.
- Fortalecimiento del diálogo social tripartito, con mesas de negociación permanentes y mecanismos de consulta y monitoreo con participación activa de trabajadores.
- Incentivos fiscales y apoyo financiero, mediante subsidios, créditos blandos y un fondo de apoyo para mipymes, así como programas de capacitación.
- Flexibilidad laboral con protección social, promoviendo modelos híbridos y de teletrabajo, sin comprometer derechos laborales ni salarios.
- Pilotos y evaluaciones previas, para ajustar políticas con base en resultados concretos.
La reducción de la jornada laboral no solo es una cuestión de justicia social, sino una estrategia clave para incrementar la competitividad del país, mejorar el bienestar de los trabajadores y modernizar el entorno productivo nacional.