Prometen futuro en minería marítima
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Revista CorreoFecha de publicación

A pesar de las promesas de progreso económico y transición energética la minería en aguas profundas representa una amenaza seria y potencialmente irreversible para los ecosistemas marinos. Así lo aseguran científicos y expertos internacionales, quienes advierten que esta práctica -aún en fase experimental- se basa en expectativas exageradas y desestima sus impactos ambientales reales.
La propuesta es extraer metales como níquel, manganeso, cobalto o tierras raras de nódulos rocosos ubicados a miles de metros de profundidad, bajo la promesa de abastecer la creciente demanda de minerales para tecnologías limpias. Sin embargo, estudios recientes —incluido uno del organismo científico australiano Csiro— confirman que la remoción de estos nódulos daña el lecho marino y afecta de forma grave a especies que podrían no recuperarse jamás.
A pesar de que no existe minería comercial activa en los océanos, varios países se reunirán en Kingston, Jamaica para definir un código que abra la puerta a esta industria. Mientras tanto, voces expertas insisten: no necesitamos abrir esta nueva frontera extractiva.
Tres razones contundentes
Los especialistas que han estudiado este tema desde la gestión ambiental, la política internacional y la biodiversidad exponen tres argumentos principales para rechazar la minería oceánica.
Los minerales no escasean
Las reservas terrestres de los metales clave para la transición energética son abundantes y suficientes para abastecer la demanda proyectada durante décadas. La minería en aguas profundas es costosa, arriesgada y su justificación se basa más en intereses especulativos que en necesidades reales.
No sustituirá la minería en tierra
Aunque se argumenta que la minería marina puede reducir el impacto social y ambiental de la minería terrestre, los contratos actuales seguirán vigentes y no serán reemplazados. Además, las problemáticas sociales en alta mar podrían incluso agravarse.
Los beneficios no están garantizados
Según la ONU, los recursos del lecho marino pertenecen a toda la humanidad, pero los antecedentes muestran que los países del sur global, lejos de beneficiarse, suelen asumir los mayores riesgos. Empresas como Nautilus dejaron millonarias deudas a naciones como Papúa Nueva Guinea, y otras compañías ya enfrentan inestabilidad financiera.
Moratoria urgente
Con base en estas evidencias diversas organizaciones piden una moratoria global sobre la minería en aguas profundas. Consideran que avanzar en su regulación sin un conocimiento sólido sobre los ecosistemas marinos sería un acto irresponsable.
El fondo marino alberga formas de vida aún desconocidas, muchas de ellas altamente sensibles a las perturbaciones. El monitoreo ambiental propuesto por algunas empresas, aunque necesario, no garantiza una protección real.
Frente a esta situación, los expertos llaman a los gobiernos y a la comunidad internacional a actuar con cautela y priorizar la protección del océano como bien común. “No necesitamos la minería en aguas profundas. Necesitamos océanos sanos, biodiversidad viva y decisiones basadas en la ciencia, no en promesas vacías”, concluyen.