Se vienen en cascada pensamientos, sentimientos, penas, enojos, reclamos e incomprensiones. ¿Quiénes somos los responsables de haber llegado a estos niveles de degradación política nunca antes vistos en nuestra historia reciente y que encontró su máxima expresión con la llegada en el 2018 del que pronto se va? ¿Cuántos culpables somos? ¿Todos lo somos? 

Como ciudadano, como mexicano a ultranza responsable y dedicado a mi País a través de mi actividad profesional, me considero también dentro de ese grupo culpable por el silencio, la inactividad y el disimulo.  Ahora, la suerte ha sido echada.

Pues en eso estoy ahorita cuando viene a mi mente la canción “Adagio a mi País” con su excelente letra compuesta por Alfredo Zitarrosa y que la encontramos en su disco “Guitarra Negra”, presente en mi colección discográfica. 

Ojalá conozcan la canción, muy recomendable en especial en estos días de zozobra política, ética y moral.

Adagio es una expresión concisa que suele tener una enseñanza moral que resulta fácil de aprender o memorizar. En términos musicales es el segundo movimiento en una composición sinfónica.

“Dice mi padre que un solo traidor puede con mil valientes”, escribe Alfredo. Aquí y ahora traidores fueron dos; valientes, millones. No hay justificación ni moral, ni ética, ni histórica por la honorabilidad sublimada y la hombría ausente desconocida por el dúo de los Yunes. Ya no importa. Ellos son solo los que finalmente cerraron la puerta dejando al pueblo afuera y hacer de nuestro País lo que les venga en gana. 

Pero sépanlo bien, no los dejaremos, porque si esas puertas no se abren el pueblo las ha de abrir tarde o temprano, lo se. Ellos nos harán creer que no tenemos razón, defendámonos. En mi País somos duros, el futuro lo dirá (AZ).

Cantaba Piero, “ay mi País, ay mi País”. En su plan de venganza todo le quedó como anillo al dedo. López no se arrepentirá. Esa palabra no existe en su muy reducido vocabulario; además, tiene muchos corifeos nefastos a su alrededor que lo seguirán alabando hasta el 30 de septiembre. Veremos si persiste su comportamiento a partir del 1 de octubre. A su estilo, seguramente le cobraran cara su lealtad a la doctora en Palacio Nacional. 

No procede que el pan y el pri se den golpes de pecho, pues el trauma que vivimos proviene de su actuar. Pero eso es ya parte de la historia, de la ecuación de desarrollo cuya solución inequívoca es el cabal resultado presente. La culpa es procedente, pero si nos quedamos allí, las cosas se pondrán peor. 

Es sabido que ambos partidos ya no harán ni podrán hacer nada, ¿o sí? Sin embargo, bien o mal, lo construido bajo sus gobiernos, todo bajo presión popular, fue lo que nos permitió ascender a una democracia en construcción y por ello aún imperfecta que tenemos que defender de los nuevos chacales de la historia.

La política es una actividad humana fértil para la carencia de escrúpulos. Ante tal desazón, continúan los saltos de sobrevivencia de priistas y panistas a morena como lo vemos en el Congreso del Estado de Sonora. 

A los diputados no les gusta estar con los perdedores por lo que, con la mano en la cintura, traicionan sin miramiento alguno al ciudadano que voto por ellos. ¿Cuántas veces se repetirá la misma historia?

Ahora nos toca ponernos de acuerdo en que vamos hacer. Se que la presión internacional, política y económica, pronto se manifestara en menor o mayor grado. Ya le tocará a la doctora lidiar con ella. ¿Pero nosotros que haremos? Los liderazgos disruptivos aún no se manifiestan, tal vez porque sabemos a qué nos atendríamos. ¿Estamos preparados o daremos oportunidad a que el error y la torpeza sigan manifestándose por otros seis años?

(rpacheco@ciad.mx / @rpacheco54)