Prevención y seguridad pública

El gran legado…

"Mi gran amigo se fue."

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Salí en mi auto de San Diego, California, pensando en desayunar con dos grandes amigos, Juan Antonio Del Bosque Reyna y Gonzalo Héctor Pérez Ascolani. Fue el domingo 29 de septiembre de 2025… sin pensar que recibiría una terrible noticia.

La noticia fue, al llegar a Hermosillo, del fallecimiento de uno de ellos: el adiós de mi gran amigo José Antonio Del Bosque Reyna, compañero de un sinfín de batallas, compañero de vida como amigo, de quien siempre recibí apoyo y ayuda incondicional y franca.

Libertad con responsabilidad

Mi gran amigo, al irse, deja un gran legado que debemos honrar, un gran legado dentro de los sistemas penitenciarios de Sonora y de México. Una lección de vida digna de reconocer y retomar sus fundamentos; su gran lucha fue lograr para otros que “vivieran en libertad con responsabilidad”.

Que todo aquel o aquella que cayera a una cárcel “descubriera a Dios” para bien, para cambiar y ya no cometer faltas o delitos y regresar al reclusorio como otro más reincidente, como otro más que se fallaría a sí mismo, a su familia y a la sociedad…

No mucho verbo

Y… lo buscaba, lograba, como él decía, con “no mucho verbo”, usando un lenguaje directo y claro, con un mensaje profundo que deja huella, que nos marca y obliga a cambiar; a cambiar para bien, a comportarnos como hombres y mujeres útiles, para ellos, sus familias y la sociedad.

JUAN Antonio Del Bosque Reyna es, fue y ha sido un gran hombre, un ser humano de excepción, un gran amigo, padre de familia y excelente servidor público. Fue el único sonorense que ¡fue galardonado como servidor público del año y merecedor a nivel nacional de la presea Sergio García Ramírez!

Conclusión
Mi gran amigo se fue, pero dejó un gran legado que todos deberíamos seguir, emular, en seguridad pública, en el servicio público, en la sociedad y en nuestra vida diaria, porque su legado es un legado de cambio, de fe, para transformar nuestro comportamiento y ¡ser mejores!

Mi gran amigo Juan Antonio Del Bosque Reyna tenía muchos sueños. Uno de ellos fue su libro “A Dios lo encontré en la cárcel”; eso lo logró en vida. Otro era que el auditorio del Cereso 1 de Hermosillo llevara su nombre; otro más, que su programa “Libertad con responsabilidad” sea un modelo útil para los internos e internas. Por ello, y para lograr eso, ¡trabajaré intensamente!... ¡Ni más, ni menos!

“Con toda la fe, y no mucho verbo.”
(Juan Antonio Del Bosque Reyna)

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Enrique Zavala

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