¡La barrera político criminal!

En México sufrimos este fenómeno, que es una barrera que aplican los diferentes gobiernos ¡para no transparentar la seguridad pública!

Esta barrera se usa discrecionalmente por los distintos grupos, partidos o corrientes políticas que llegan al poder, en especial por los que dicen no ser iguales, ¡resultando ser peores!

¡Carlos Manzo, presidente incómodo!

La reciente ejecución de Carlos Manzo en Uruapan, Michoacán, es una muestra de ello. Fue una persona combativa ¡quien pedía a gritos ayuda a la administración federal para combatir al crimen organizado!

Es verdaderamente alarmante y lastimosa esta situación, al corroborar que, sobre la seguridad pública, prevalece la politiquería y los proselitismos mal entendidos, ante un ciudadano, en este caso presidente municipal, ¡que pedía justicia y seguridad!

¡Narco políticos y corrupción!

Lo que queda claro en este caso es el poder e influencia que tienen los narco-políticos en este país; la terrible y galopante impunidad que sacrifica a cualquier inocente que levanta la voz para defender a su comunidad…

El narco y el crimen organizado ganan la batalla en México, frente a una sacrificada ciudadanía “que ha normalizado la corrupción y la impunidad”, alimentado lo anterior por gobiernos corruptos y sofistas…

Conclusión

La barrera político-criminal ha logrado su propósito en México: de 2006 a la fecha, el crimen organizado ha ejecutado a 196 presidentes municipales. Durante los últimos dos años se cometieron 700 atentados a candidatos(as) de elección popular y… ¿la seguridad pública?... ¡Bien, gracias!

La ejecución de Carlos Alberto Manzo es un pésimo mensaje para los mexicanos; evidencia (dígase lo que se diga) una actuación ineficaz, indolente y proselitista para no procurar justicia. Impulsa a los encubridores de los criminales y capos, ¡que sin duda son comparsa y acompañamiento del crimen organizado!... ¡Ni más ni menos!

“La impunidad es, desde mi punto de vista, tan perversa como la injusticia; en verdad son las dos caras de una misma moneda.”
(Amin Maalouf)