En febrero de 2021 anunció el gobierno federal el inicio de una serie de obras como parte del “Programa de Mejoramiento Urbano Hermosillo”, con inversión de  más  de 100 millones de pesos para cinco proyectos, tres en la colonia “Las Minitas”, y dos proyectos más, singulares por su objetivo y su localización: Un “centro comunitario” en lo alto del cerro de “La Cañada de los Negros” y desde ese punto una ciclovía por la calle Narbona hasta topar con el parque Madero.

En efecto, la construcción del “Ágora” llevó intensas actividades de personas y maquinaria a un sector de la ciudad muy céntrico y al mismo tiempo poco visible para la gran mayoría de la población. 

Poco más de un año después, o sea a mediados del 2022 la obra en proceso llamaba la atención de los vecinos por su magnitud y por un sólido cuerpo vertical que se alzaba a mayor altura que el resto del edificio. 

Impulsado por los comentarios que circulaban y por cierta inevitable curiosidad, decidí hacerle una visita para recabar información directamente de los vecinos. 

Eran pocos los que sabían de qué se trataba: “un centro comunitario” y hasta ahí; de todos los dichos me quedé con la respuesta de un hombre de la tercera edad: “según mi sobrino, que va a ser algo comunitario y dicen otros que un cuartel de la Guardia Nacional”. Desde el lugar donde mi informante “disfrutaba” de una calurosa tarde de verano, la torre y el resto del inmueble, lucían imponentes.

En una visita posterior noté que la construcción tenía lento avance y en esas circunstancias obtuve respuestas que en conjunto me dieron idea del sentir predominante en la comunidad: “… que lo terminen y funcione bien porque si no los vándalos se lo acaban”, otra: “…ojalá sea de beneficio para nuestros hijos, las familias y la gente de las colonias vecinas”. 

La primera opinión me hizo recordar un artículo ¿Más infraestructura cultural para México? de Cissi Motinela incluido en el libro colectivo ¡Es la reforma cultural, Presidente! Propuestas para el sexenio 2018-2024. Reconoce que el Estado mexicano, a lo largo de los años sí se ha preocupado en invertir en la construcción y asignación de inmuebles para el sector cultural, sin embargo al revisar toda esa infraestructura, agrega algo que califica de lamentable:

“Toda esta maravillosa infraestructura, tanto la operada por las instituciones oficiales como la que manejan los ciudadanos, las comunidades o los consejos comunitarios, carecen del equipamiento necesario o mínimo para funcionar de manera adecuada, por lo que promotores culturales, gestores y productores encuentran limitaciones importantes para realizar su labor…” 

El pasado mes de febrero se anunció la inauguración del Ágora y de nuevo la curiosidad me llevó por aquellos lares. A simple vista detecté un problema de accesibilidad por calle Narbona, o sea por la ciclovía, no así por la avenida Gastón Madrid. 

Con el edificio terminado desde las terrazas y pasillos las vistas panorámicas de la ciudad son impactantes, sin embargo, en los distintos módulos a través de los ventanales no se ve mobiliario, ni equipamiento, ni señalamientos. 

Ojalá se den a conocer, de parte de la autoridad los detalles del cómo, quién, con qué y para cuándo estará funcionando plenamente. El inmueble ya está (lo que no es poca cosa), pero lo que falta sí es un fenomenal reto. Que no se vaya a quedar en un “elefante blanco” más, porque entonces tendrán razón los vecinos cuando digan: “estábamos mejor antes, cuando estábamos peor”.

Queda tela de donde cortar….

Ex rector de la Universidad Kino