Llegó el día, finalmente. Para muchos un día especial, importante, deseado, trascendente y muchos calificativos más; para otros muchos, un día más, común, sin importancia, irrelevante.

Hoy es un día en el cual se manifestará la escala completa del interés ciudadano por servir a nuestro País con la herramienta más representativa y poderosa de la democracia: el voto. Razonado o no, pero voto al fin, no importa. Es lo que resulta de haber vivido en entera desilusión.

Muchos le apostaron a López creyendo que habría un cambio de régimen para bien. Entre ellos se acumuló una cifra superior a los 32 millones de votos. Aquellas ilusiones, esperanzas quizá, se desvanecieron pronto. 

Dice el dicho que más pronto cae un hablador que un cojo, y precisamente eso fue lo que ocurrió. López ha sido ambos, hablador y cojo, desde sus tiempos universitarios. La mentira, la burla, el oprobio, fue la carta de presentación de un gobierno de supuesta izquierda, de un gobierno siniestro aprovechando la sinonimia.  

El asalto a la Constitución, la desaparición o golpeteo a organismos autónomos, la sublimación de fideicomisos, la injerencia en la vida de Centros Públicos de Investigación, el fallido control del Poder Judicial y de todo aquello que pudiese funcionar como contrapeso, paso a ser el modus operandi del protodictador de cuarta. 

Los desaciertos contra todo lo social, lo público, lo urgente y lo necesario; las necesidades primarias de la población, la salud, la educación, la seguridad, la vivienda, fueron el otro blanco sin misericordia alguna, pero con torpeza plena. 

Estamos muy próximos a que todo ello concluya, pero peligramos muy probablemente con aquello que derivará de su proclive “herencia” de respirar blindado. 

La incertidumbre recorre nuestro País y la violencia empieza a mostrarse en diversas latitudes. No vivimos, aún, tiempos prerrevolucionarios, pero podríamos si morena y su líder pierden la cabeza cuando las cuentas no les vayan saliendo. El arrebato seguramente está en sus planes. No los dejaremos.

Este domingo deberá ser un día para recordar independientemente de los resultados electorales.

Debemos demostrarnos que somos un País con ansias de mas democracia, respetuoso de las diferencias pero dispuesto a trabajar unido. Un País que repudia la mitomanía matutina cargada siempre de otros datos.

Votaré, pero mi voto no se lo daré a morena y lacayos, tampoco al partido esquirol de sonriente candidato. Ojalá que mi voto ayude a hacer la diferencia para dejar de vivir en el engaño y la soberbia.

Como funcionario de casilla viviré el proceso muy de cerca. Me siento privilegiado de serlo y sentir la magnitud del evento, 

De poder observar los rostros de mis vecinos al depositar en la urna su interés, su propuesta anónima, de pasar lista como buen ciudadano. Seamos respetuosos de los resultados. El contar es una operación matemática muy sencilla, no la enturbiemos. 

El esfuerzo de muchos mexicanos y del INE está puesto para que esta jornada dominical haga la mejor historia. Votemos pues, por un México mejor.

(rpacheco@ciad.mx / @rpacheco54)