El 30 de enero el Fondo Monetario Internacional (FMI) actualizó sus pronósticos para el cierre de 2023 para la economía global. Vale la pena tomar nota de lo que los analistas de este organismo internacional destacan de lo sucedido durante el año y los retos que se enfrentarán este 2024.

En general se destaca que la economía mundial supo sortear las turbulencias y concretar un aterrizaje suave con un crecimiento aceptable de 3.1 por ciento y una inflación declinante de 4.9 por ciento. Ambos indicadores todavía lejos de los deseado, pero mejores de lo esperado. Sin embargo, advierte que los riesgos persisten.

Los relativamente buenos resultados con los que cerró el año pasado, se deben según los analistas a factores que le favorecieron tanto del lado de la demanda como de la oferta. La demanda global se vió fortalecida por fuertes gastos tanto de los gobiernos como del sector privado, en tanto que la oferta se benefició del restablecimiento de los canales de suministro, de la mayor participación de la fuerza de trabajo y de la diminución de los precios de las materias primas y la energía.

En materia de crecimiento, como suele suceder, fue desigual en las diferentes regiones del planeta. Mientras las economías avanzadas experimentaron crecimientos más lentos (1.6%), las de los mercados emergentes (4.1%), especialmente India (6.7%) y China (5.2%), fueron más dinámicas, aunque lejos de los ritmos a los que crecieron en los años previos a la pandemia. América Latina y el Caribe estuvieron por debajo del promedio mundial (2.5% versus 3.1%).

En las economías avanzadas destacó el relativamente aceptable crecimiento de la economía de los Estados Unidos (2.5%) y el lento desempeño del conjunto de países de la zona del euro (0.5%), donde Alemania registró incluso crecimiento negativo (-0.3%). Por el lado de América Latina, sus economías más grandes tuvieron comportamientos por encima del promedio: Brasil creció 3.1% y México lo hizo a una tasa de 3.4%.

La inflación general por su parte presentó una tendencia declinante hasta ubicarse en 4.9% al final del año, casi medio punto porcentual por debajo de las estimaciones de octubre. La inflación subyacente (core inflation) siguió también una tendencia a la baja y en los países avanzados cerró en 2.6%, lo que la acerca ya a las metas de los bancos centrales. 

El informe también señala que no obstante los avances, persisten riesgos importantes que pudieran complicar las cosas en el transcurso del año. Uno de ellos es que se pudieran producir disrupciones del lado de la oferta debido principalmente a la inestable situación internacional. 

En particular preocupa la situación en Medio Oriente por el conflicto en Gaza y la posibilidad de que se extienda, así como la inseguridad en la ruta Mar Rojo–Canal de Suez por los ataques de la milicia de los Huties a buques mercantes. 

Un segundo riesgo es que la inflación subyacente se estanque, o incluso pueda repuntar, debido a los precios de los servicios y a las revisiones salariales de los sindicatos. 

De hecho, se destaca que los servicios de transporte de mercancías entre Europa y Asia ya se han incrementado debido al desvío de barcos mercantes de la ruta del Mar Rojo hacia rodear el continente africano para llegar a los puertos europeos.

En este contexto, ¿cuáles son los retos más importantes que enfrentarán las economías este año?  El reporte señala que el desafío mayor es el desequilibrio fiscal que registran muchos países, en especial algunas de las economías más avanzadas. Algunos países salieron muy endeudados de la pandemia y otros, como los europeos, han tenido que gastar mucho para enfrentar la crisis energética que les ocasionó el conflicto en Ucrania y la interrupción del suministro de gas y petróleo de Rusia. 

En las economías más avanzadas del G-20 el monto total de la deuda con respecto al PIB entre 2019 y 2023 se incrementó de 100 a 125 por ciento, en tanto que en los países emergentes del propio G-20 pasó de 62 a 73 por ciento. En el caso de los Estados Unidos, solamente el déficit del sector público alcanza este año el 7 por ciento como proporción del PIB. 

El otro gran reto de la economía global es retornar a las altas tasas de crecimiento en el mediano plazo atendiendo los retos del cambio climático, el desarrollo sustentable y la elevación de los niveles de vida de la población. 

Finalmente, el reporta destaca los aspectos que hay que atender para que la economía se desarrolle de mejor manera en un ambiente donde se preserve la democracia. Un primer aspecto por atender es la gobernanza. 

Hay muchos elementos que pueden atentar contra ella: la inflación, la desigualdad, la escasez de alimentos, las presiones migratorias, o la acción del crimen organizado pueden poner en peligro la gobernanza de varios países. También se señala que hay que impulsar una mejor regulación de los negocios para incentivar la inversión, el empleo y la elevación de los salarios de los trabajadores, lo mismo que promover reformas al comercio exterior para mantener la interconectividad de las economías. 

En resumen, 2023 fue un mejor año de lo esperado, pero las incertidumbres persisten. .

 mvalenzu55@yahoo.com.mx