Como coloquialmente se dice, poco a poco se aproxima la hora de inicio del nuevo Gobierno federal, de congresos y municipios. Afortunadamente, la presidencia vive sus últimos días. No hay plazo que no se cumpla. Tiempo propicio para hacer los obligados balances basados en conocimiento de causa o derivados del imaginario popular. Ambos son válidos a su manera; sin embargo, ninguno obligadamente preciso y mucho menos exacto. La historia juzgara los aciertos y las desventuras de una desgastada y arbitraria presidencia sin que ello sea, en la mayor parte de las veces, suficiente.
¿Qué le depara el futuro inmediato a nuestro País, a nuestro Estado y a nuestro municipio de Hermosillo? Si las esperanzadoras propuestas (¿cuáles?) se concretan, estaremos entrando a un propicio y halagüeño escenario con nuevos autores y actores con un supuesto nuevo libreto y con todas las butacas vendidas; ocupadas no solo por los correligionarios del equipo entrante, sino también por sus críticos y detractores que estarán muy atentos a la menor falla e incumplimiento de las recientes ofertas.
Una cosa es cierta, las cosas no pueden seguir igual. Desde tiempos inmemoriales hemos pugnado por un cambio positivo el cual se resiste en llegar. Ciertamente hemos avanzado, pero persisten temas añejos en los que hemos retrocedido en perjuicio del ciudadano y del medio ambiente. La inteligencia y la eficiencia han brillado por su ausencia, haciendo predominar el gasto sobre el valor, el error sobre el acierto, la corrupción sobre la honorabilidad, como si nos pudiésemos dar esos lujos extremos.
Siempre se ha dicho que este País se reinventa cada seis años. Los que ya llevamos algunas décadas acuestas aceptamos la verdad de tan común sentimiento. Lamentable pero cierto, pues no es necesario comenzar siempre de cero. Ya habrá algo bueno, poco o mucho, hecho por los que parten. (Me estoy leyendo blando).
Nuestro estado (Congresos y Senado) y nuestros municipios requieren de las mejores mujeres y los mejores hombres. Mujeres y hombres capaces, íntegros, horados, comprometidos, probos, inteligentes y eficientes, pero también educados, cultos, respetuosos y sobre todo, sensibles y empáticos. Conformar un buen equipo de trabajo será la primera gran encomienda de los próximos servidores/as públicos.
Se dice también que los pueblos tienen el gobierno que merecen. No estoy de acuerdo en tal aseveración. Nosotros los sonorenses, nosotros lo hermosillenses, necesitamos y queremos el mejor gobierno, simple y sencillamente porque ya es hora y lo merecemos. Basta de seguir esperando, basta de hablar siempre en tiempo futuro. Queremos trabajar en nuestro presente, en el que vivimos día con día. No queremos seguir con el consuelo y la esperanza de la espera por un mejor mañana. Queremos la certeza de ser y estar, de hacer y participar en el aquí y en el ahora. Queremos claridad y precisión en el nuevo gobierno. Queremos consideración, inclusión, liderazgo y poder de convocatoria. Queremos capacidad de hacer concurrir el conocimiento de todos los actores sociales para la cabal solución de los grandes problemas que nos agobian, pero también de aquellos pequeños que a veces pasan inadvertidos. Queremos un gobierno innovador que haga coincidir la genialidad de la juventud con la sabiduría de las generaciones adultas.
Entonces, llego la hora. La hora de mejores tiempos para México, Sonora y Hermosillo.
Cuidemos y defendamos nuestro voto y no permitamos tontería oficial alguna que vaya en contra de la democracia. Saben bien a que me refiero. ¿Estamos?
(rpacheco@ciad.mx / @rpacheco54)
